La relación entre nuestros pueblos en la última década ha transitado de una visión ingenua de “hermandad”, pasando luego a un escenario de confrontación, diseñado a medida por los intereses que nos sojuzgan. Ahora se abre esta oportunidad de darnos cuenta que en realidad ambas orillas sufrimos las mismas amenazas y que si nos unimos podremos enfrentarlas con mucha mayor eficacia.