"La disputa no sólo está en los territorios, sobre la economía, las instituciones políticas, en los sistemas de conocimiento. La disputa también está en la capacidad de imaginar. El sistema de poder, además de policías, estructuras judiciales, burocracias y mercados excluyentes, instaura alcabalas en el pensamiento, coloniza el deseo y seca la imaginación –véase la frase que se ha hecho popular “Hoy es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”–, instalando la imposibilidad de pensar en algo diferente a este sistema".