"Glencore y los gobiernos han consolidado un modelo de incorporación en la industria extractiva de cientos de hombres y mujeres como mano de obra barata; han utilizado una estrategia de manipulación de las organizaciones, corrupción y compra de líderes comunitarios, desintegrando nuestras organizaciones y movimientos sociales... Los estados disponen de la fuerza pública, la violencia y represión para ejercer el control y proteger la infraestructura de la empresa, criminalizando nuestro legítimo derecho a la protesta social."