Vivimos en un contexto donde se hace cada vez más evidente que las comunidades rurales y urbanas están siendo víctimas de vulneraciones de derechos humanos que tienen una gran relación con los actuales modelos de desarrollo económico. En el caso de las comunidades rurales (pequeños campesinos y campesinas, pueblos indígenas, de pescadores y pescadoras y afrodescendientes), a pesar de ser la columna vertebral de los sistemas alimentarios globales y depender amplia o parcialmente de la agricultura y la pesca para su sustento, son también quienes constituyen la mayoría de las personas que sufren hambre, desnutrición u otras formas de violación a sus derechos humanos.