El ritmo de destrucción de los hábitats costeros es entre cuatro y diez veces mayor que el que sufren las selvas tropicales, lo que convierte a estos ecosistemas (incluyen corales, manglares, marismas y praderas submarinas) en los más amenazados de la biosfera
La pérdida de hábitats costeros es diez veces mayor que la de selvas tropicales