Vicentin para la soberanía alimentaria de nuestro pueblo

Idioma Español
País Argentina

La empresa agroexportadora Vicentin SAIC es un grupo que posee alrededor de 25 empresas, y que creció vertiginosamente en los últimos años. En el año 2015 ocupaba el puesto 19 entre las compañías de mayor facturación en Argentina, y a fines del 2019 asciende al 6to lugar. Exportaba alrededor del 10% de los cereales, oleaginosas y subproductos, constituyéndose en la primer cerealera de nuestro país. Además gestionaba otros negocios relacionados con el sector: carne vacuna, curtiembres, lechería, industria algodonera entre otras. Por otra parte, a partir del desguace de la Junta Nacional de Granos en 1991, posee el puerto de San Lorenzo, ubicado a unos pocos kilómetros de la ciudad de Rosario; dicho Puerto es el más importante de la hidrovía del Paraná y está considerado el puerto en dónde circula el mayor volumen de granos de soja en el mundo.

La empresa Vicentin durante el año 2019, incumplió con la deuda contraída con el Banco Nación por 18.132 millones de pesos, a la vez que tiene millonarias deudas con otros bancos (nacionales y extranjeros), también con productores e instituciones cooperativas que proveen cereales, oleaginosas y carnes a la mencionada empresa.

Sostenemos que la decisión del Estado Nacional de intervenir Vicentin debe tener entre otros objetivos, el de evitar una mayor concentración de un mercado fuertemente dominado por empresas transnacionales (Cargill; Cofco; Bunge Ceval; Louis Dreyfus; Glencore; etc). De esta manera, controlar y evitar el incremento de la deuda de la compañía y al mismo tiempo ingresar en un sector que incrementó la especulación financiera. Vicentin y otras compañías cerealeras subfacturan las exportaciones agrarias, a través de maniobras de triangulación en las ventas externas (Argentina-Uruguay-Europa), eludiendo el pago de las contribuciones tributarias (retenciones) e impidiendo la entrada de dólares a nuestro país. Argentina se privó de una entrada millonaria en dólares por concepto de retenciones.

Celebramos que Vicentin se transforme en un Empresa Nacional con participación del Estado, que intervenga en el Comercio Exterior, bregando por un modo de producción diferente, con Soberanía Alimentaria, sustentable e inclusivo; que cuide las divisas que tanto cuestan a nuestro país, y que mejore la inserción de Pymes, Agricultores Familiares, Campesinxs y Comunidades Indígenas en el Comercio Exterior.

La soberanía alimentaria, planteada en 1996 durante un congreso de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Roma por La Vía Campesina, pone en debate el modelo productivo y coloca en el centro del mismo, a la agroecología, la tierra y los bienes comunes en manos de lxs campesinxs, y propone otra forma de producción y consumo.

Avanzar hacia la regulación del Comercio Exterior, impacta positivamente en los precios que perciben lxs productorxs y los precios que pagan por los alimentos lxs consumidorxs. Es importante la participación de Cooperativas y de Organizaciones en la gestión de la empresa, para transformarla en un instrumento de regulación de precios y apuntar al desarrollo con impacto local, con agregado de valor en origen que necesitan los productores familiares.

A partir de la creación de una Empresa Pública con participación del Estado, cooperativas, organizaciones de productores y trabajadorxs, se debería reorientar el perfil de la empresa hacia el sector de los alimentos, que permita un mejor contralor de los precios y que genere una mejor distribución de ingresos y ganancias en las cadenas de valor intervinientes.

A la empresa Vicentin del agronegocio, hay que transformarla en la Empresa Pública que sirva de palanca para la soberanía alimentaria y que contribuya a terminar con las distorsiones del sector concentrado, regulando la provisión interna y las variaciones de los movimientos de precios. La constitución de una empresa testigo bajo control estatal, permitiría comprar los alimentos a los productorxs y administrar las ventas a lo largo del año, facilitando al mismo tiempo las operaciones de exportación. Generaría un fuerte impulso para pequeñxs y medianxs productorxs, con mejoras en las condiciones de comercialización y financiación en relación a las que imponen las cerealeras y las grandes industrias. A la vez que se constituiría como una herramienta de control de la inflación, al transparentar las actividades y por ende bajar costos.

Por otra parte, según el proyecto de intervención en Vicentin existen 5.628 trabajadores que hoy ven seriamente amenazada su fuente de trabajo. La expropiación permite sostener los trabajadorxs directos e indirectos que tiene la Empresa, a la vez que posibilita seguir comprando materias primas a miles de pequeñxs y medianxs productorxs de la región que la abastecen.

La posibilidad de reconvertir una empresa de estas magnitudes en clave de soberanía alimentaria, llega en un momento donde el mundo afronta los desafíos de la crisis climática que ya impacta con fuerza en nuestro país con sequías e inundaciones; y donde el modelo agroindustrial dominante es responsable de más del 40% de las emisiones de GEI. Al mismo tiempo la opinión pública mundial condena cada vez con más fuerza el uso de agrotóxicos y transgénicos, y esto tiene su correlato en el debate de marcos regulatorios de importantes destinos de nuestras exportaciones. En ese escenario una empresa pública que impulse el cambio del modelo agropecuario es fundamental, no sólo para garantizar la continuidad del ingreso de vitales divisas por exportaciones, sino para avanzar en el cuidado de los ambientes naturales y de la salud de las poblaciones urbanas y rurales. Y por otro parte, es imprescindible para hacer frente a la crisis climática, y alcanzar los objetivos del Desarrollo Sostenible 2030.

¡Qué Vicentin sea expropiada y se transforme en una empresa de utilidad pública, es un importante paso hacia la soberanía alimentaria!

Fuente: Primer Foro por un Programa Agrario Soberano y Popular

Temas: Agronegocio, Corporaciones, Soberanía alimentaria

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