Políticas de digitalización de los sistemas alimentarios en América Latina
Acelerada por la pandemia de Covid 19, la digitalización de los sistemas alimentarios, desde las compras y la logística en línea hasta nuevas formas de automatización agrícola, se está convirtiendo en un tsunami económico y político que tiene impactos disruptivos en la alimentación, la agricultura y la biodiversidad.
Gigantes de la agroindustria como Bayer, John Deere y Corteva reorganizan sus estrategias a largo plazo en torno a las plataformas digitales, lo cual también ha facilitado la entrada de nuevos actores como los gigantes de big data Microsoft, Amazon, Google y Alibaba, entre otros, que reúnen un enorme poder financiero y de actuación para transformar los sistemas alimentarios según sus propios intereses.
América Latina, y en particular algunos países con grandes extensiones de agricultura industrial, como Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia y México se están consolidando como núcleo de crecimiento de las iniciativas de digitalización de la producción industrial de alimentos, aupadas por una intensa articulación de políticas interinstitucionales de promoción, adopción temprana y adaptación de tecnologías, con protagonismo del Instituto Interamericano de Cooperación en Agricultura (IICA) y creciente involucramiento de los institutos nacionales de desarrollo agrícola y tecnológico. Estas políticas están alineadas con acuerdos de desarrollo conjunto con empresas como Microsoft, John Deere, Bayer y similares y la actividad de cabildeo y “apoyos” de organismos privados como la Fundación Bill y Melinda Gates. A esto podemos sumar las expresiones públicas de corporaciones globales, como por ejemplo Bayer, que han anunciado su intención de priorizar en América Latina los negocios vinculados a tecnologías digitales para la agricultura y para fomentar el secuestro de carbono a través del uso de estas tecnologías. Favorecido por procesos digitales, las industrias del agronegocio ven el sector como una nueva gran oportunidad para aparecer como trabajando para contrarrestar el calentamiento global, cuando en realidad los sistemas agrícolas industriales son uno de los principales factores del desequilibrio climático.
Aunque la incorporación de tecnologías digitales se enfoca ahora al agronegocio, crece la insistencia, desde las políticas públicas de varios gobiernos regionales, a la adopción de la digitalización por parte de la agricultura familiar y campesina. A ello se suma la expansión de los servicios financieros digitales o fintech [1] en los mercados alimentarios de América Latina, donde la economía popular aun protagoniza el suministro de alimentos frescos, y alrededor de 130 millones de personas tienen empleos informales [2].
Estas dinámicas configuran un momento clave para que las organizaciones que integran los movimientos por la soberanía alimentaria en la región cuenten con la información y herramientas conceptuales para entender estos nuevos desarrollos, así como análisis críticos de las tendencias e implicaciones de esta reconfiguración de estrategias globales del agronegocio corporativo.
En ese sentido, sería útil generar herramientas de diagnóstico y contribuir a la creación de capacidades para que movimientos, organizaciones de la sociedad civil y actores institucionales aliados al proyecto de la soberanía alimentaria, puedan actuar críticamente frente a la digitalización de los sistemas agroalimentarios. También para desarrollar principios compartidos que permitan orientar, si es el caso, la adopción de tecnologías que se consideren deseables y coherentes con el horizonte de la soberanía alimentaria y la soberanía tecnológica, e influir en las políticas de desarrollo rural y de mercados de abastecimiento de alimentos, para que a su vez se orienten por dichos principios.
Para entender el despliegue digital agroalimentario es necesario compartir un piso común que incluya, como mínimo, los siguientes aspectos: las problemáticas definiciones de que se considera “datos”; la convergencia entre gigantes digitales, empresas de agronegocios y actores financieros a través de los datos y otros aspectos; el rol de las finanzas digitalizadas en el comercio y suministro de alimentos; los impactos de las herramientas digitalizadas en las y los trabajadores y en el trabajo agrícola, los requerimientos masivos de energía y extracción de recursos naturales que se necesitan para construir sistemas digitales para la agricultura; los supuestos sobre la eficiencia climática e impactos en la naturaleza que conllevan la digitalización de la agricultura y la alimentación.
Estos son aspectos cruciales del fenómeno de la digitalización de los sistemas agrícolas y alimentarios que necesitamos conocer para profundizar la discusión de cómo afecta a los sistemas alimentarios campesinos y populares, qué impactos tienen en la equidad y justicia, y qué formas de resistencia y/o de control social /regulación de la digitalización necesitamos.
Este documento se propone dar una imagen panorámica de cómo se está desarrollando la digitalización en agricultura y las discusiones sobre ésta: contexto, actores sociales, instituciones y las principales discusiones en torno a la digitalización de la agricultura y la alimentación. Buscamos reflejar los intereses y trabajos de varias organizaciones que ya han avanzado en el tema, con la idea de seguir trabajando para la elaboración de estrategias comunes.
[1] Los servicios financieros digitales incluyen métodos para almacenar y transferir fondos electrónicamente, ordenar y recibir pagos, solicitar préstamos, ahorrar, contratar seguros e invertir; así como para gestionar las finanzas de una persona o empresa.
[2] Organización Internacional del Trabajo, 2021, “ Recuperación insuficiente del empleo con predominio de ocupaciones informales con predominio en América Latina y el Caribe”, septiembre de 2021.
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Fuente: ETC Group