El Gobierno aprobó la comercialización de papas y trigo transgénicos para consumo masivo
“En el caso de la papa está aprobado, pero no pudimos averiguar si ya se está comercializando. En el caso del trigo, está aprobado por la comisión técnico-científica, pero todavía falta un paso”, señaló. El freno al trigo transgénico, en realidad, está vinculado con la baja probabilidad de exportación: los potenciales países compradores se niegan a adquirir el cereal en esas condiciones.
En base a estudios confidenciales e informes técnicos-científicos, el Gobierno nacional se encamina a aprobar la comercialización de papas y trigo transgénicos para consumo masivo en todo el país. En el caso del tubérculo, la autorización ya estaría vigente mientras que todavía hay dudas sobre la posibilidad que el cereal siga el mismo camino.
Fernando Frank, de la Asociación Campesina Valle del Conlara, explicó que hasta la actualidad hay un total de 51 alimentos transgénicos “aprobados” para su comercialización en el país: la mayoría están destinados a alimentación animal o industrialización. Es decir, la papa y el trigo serían los primeros alimentos a los que los consumidores podrán acceder de manera “directa”.
“Los estudios no han sido publicados y no podemos saber con certeza sus resultados. No han sido entregados a grupos de investigación médica para que los evalúen. Además, aunque parezca una locura, los estudios los hacen las mismas empresas (que van a comercializar los alimentos), y las comisiones que evalúan están integradas mayormente por las empresas”, explicó Frank.
El diario Página 12 alertó esta semana sobre el peligro de esta autorización, y en un artículo publicado el lunes de esta semana detalló que “el 4 de noviembre la empresa Bioceres (que cuenta entre sus accionistas a Gustavo Grobocopatel y Hugo Sigman, entre otros millonarios argentinos) presentó en Pergamino el ¨trigo HB4¨. La publicidad corporativa señala que es ¨tolerante a la sequía¨ y al agrotóxico glufosinato de amonio, más cuestionado por su toxicidad que el famoso glifosato”.
Frank agregó que “si aprueban un transgénico de resistencia herbicida, ese herbicida se va a empezar a usar mucho más, por lo que van a quedar residuos en el grano; es decir, vamos a consumir un trigo más contaminado”.
El productor consideró que este tipo de medidas tendrá un impacto aún más contundente si se aprueba la Ley de Semillas, una iniciativa que deja en manos de las grandes empresas la decisión sobre “lo que se cultiva y lo que no”.
“En el caso de la papa está aprobado, pero no pudimos averiguar si ya se está comercializando. En el caso del trigo, está aprobado por la comisión técnico-científica, pero todavía falta un paso”, señaló. El freno al trigo transgénico, en realidad, está vinculado con la baja probabilidad de exportación: los potenciales países compradores se niegan a adquirir el cereal en esas condiciones.
Con los alimentos transgénicos en plena vigencia y la posible aprobación de la Ley de Semillas, los pequeños productores serán otra vez perjudicados: el trigo transgénico puede fecundar al trigo convencional; por lo que las cosechas convencionales podrán contener transgénicos, por simple contaminación. En este caso, las empresas no serían sancionadas por contaminar el trigo ajeno, sino que los productores podrán ser obligados a pagar a las grandes firmas por “robar la tecnología”.
“Si produzco mi propia semilla de trigo y estoy hace 20 años, pero de repente tengo un vecino que cultiva trigo transgénico, si me contaminan mi trigo, en vez de yo poder reclamar que me contaminaron, las empresas pueden reclamar que yo les estoy robando tecnología”, ejemplificó Frank.
Fuente: San Luis 24