Documento de la Marcha Plurinacional de los Barbijos: "La salud no se negocia"
Defendemos otro tipo de sociedad, libre de todo tipo de explotación, inclusiva y en armonía con la naturaleza, donde se rescate lo humano de las relaciones de producción y nos permita tener una vida digna y saludable tanto a las generaciones presentes como a las futuras.
“No existe razón de estado, ni intereses económicos de corporaciones, que justifiquen el silencio, cuando se trata de la salud pública”, Andrés Carrasco.
En el año 2018 comenzamos a pensar en una marcha que denunciara el extractivismo y la contaminación. Hubo una primera experiencia en el Cordón industrial. A comienzos de 2019, un grupo de militantes y organizaciones sociambientales, luego de algunas reuniones, decidimos utilizar el barbijo como elemento distintivo. Inspirados/as en las Madres del Barrio Ituzaingó Anexo de Córdoba que lo instalaron simbólicamente, como denuncia y visibilización de las enfermedades que padecían sus hijos e hijas, sometidos/as a diferentes tipos de agresión ambiental, teniendo como principal causa las fumigaciones frente al barrio. La pandemia mundial posterior del Covid 19, que lo instaló de forma obligatoria, es una muestra del acierto en elegirlo, ya que es una herramienta necesaria frente a esta y otras pandemias, que son producto del capitalismo vigente.
Abya Yala sangra por sus venas. Primero por la "conquista" y colonización europea, reconfigurando las relaciones sociales y culturales existentes, sobre el genocidio de los pueblos que habitaron y habitan estos territorios. Luego por la dominación imperialista que consolidó la dependencia y la acumulación de capital, la desposesión, el saqueo, y exterminio de los pueblos y la naturaleza.
El sistema capitalista y sus ideas de “Progreso” y “Desarrollo” está sostenido por lógicas extractivas, coloniales, racistas y patriarcales. En la actualidad los modelos de producción, distribución y consumo, han acrecentado las desigualdades sociales llegando a organizar y modificar nuestros ciclos vitales, avasallando además los Cuerpos-Territorios por feminicidios y femicidios que aumentan día a día.
Es necesario destacar que el modelo extractivista, y en particular la producción agroindustrial, afecta de forma diferenciada a las mujeres en varios aspectos. La lógica del agronegocio desplaza a las mujeres, quienes históricamente sostuvieron la agricultura campesina, de la producción de alimentos. Las mujeres de las diferentes comunidades que son violentamente desplazadas de sus territorios y obligadas a migrar, son despojadas de toda forma de economía de subsistencia y se les niega el acceso a las tierras, por tanto, no tienen acceso a los medios de producción. Esto consolida la división sexual del trabajo, relegándolas al trabajo doméstico y de cuidado, que a su vez, es menospreciado. A estas violencias se les suma el daño a la salud, ya que la mayor parte de los agrotóxicos afectan los sistemas hormonales y reproductivos.
Particularmente, la Argentina es elegida desde hace tiempo como zona de sacrificio, por los diseñadores de las reglas socioeconómicas globales, los países imperialistas y las corporaciones y los estados locales, en sus diferentes niveles, como posibilitadores de esta depredación. La llamada Campaña del Desierto, intentando aniquilar a las comunidades originarias, profundizó el genocidio, el ecocidio y el empobrecimiento de los pueblos. Tuvo su continuidad durante la Dictadura Cívico-Militar-Eclesiástica y los sucesivos gobiernos nacionales de distintos colores políticos, que adoptaron estas reglas como políticas de Estado.
Con el paso de los años, este modelo depredatorio y contaminante fue profundizándose, gracias a legislaciones a medida de las corporaciones, nacionales y transnacionales, que habilitan la explotación de hidrocarburos, proyectos megamineros, fracking, depredación ictícola, producción agroindustrial, agrotóxicos, transgénicos, monocultivos. Las consecuencias hoy están a la vista: pérdida de biodiversidad, envenenamiento del aire, el agua y la tierra, el deterioro del suelo, desmontes, inundaciones y sequías históricas, cambio climático, expulsión de comunidades campesinas y originarias, microplásticos, residuos industriales, avance de emprendimientos inmobiliarios, la transformación de semillas en mercancías, alimentos envenenados, sin nutrientes, ultraprocesados, poco accesibles y caros, incrementando los niveles de desigualdad social, de pobreza, enfermedad y muerte.
Hay quienes festejan y pretenden seguir instalando la idea de que no hay alternativas posibles, sosteniendo un sistema de codicia y poder construido sobre el despojo, el atropello y la negación de los derechos de pueblos enteros, imponiendo una cultura de encubrimiento, impotencia y miedo.
La pseudo revolución industrial se complementa con la “revolución verde” construida desde los intereses de las corporaciones como Monsanto/Bayer, Cargill, Chevron, Barrick Gold y tantas otras, que con la anuencia de los gobiernos destruyen nuestros glaciares y envenenan nuestros territorios.
Dos casos emblemáticos ilustran esta situación. Por un lado, los constantes incendios en los humedales del Delta del Paraná y las zonas boscosas del resto de las provincias, provocados intencionalmente, con el obscuro objetivo de obtener beneficios con la extinción de los mismos, el cambio de uso del suelo, y la especulación mediante instrumentos financieros destinados a la remediación, promovidos activamente por la banca local.
Por el otro, el desarrollo y posterior aprobación por parte del gobierno nacional del Trigo Transgénico HB4, resistente a la sequía y al glufosinato de amonio, (herbicida más tóxico que el famoso glifosato), con el que se pretende continuar la expansión de la frontera agrícola sobre territorios no afectados hasta ahora, y en consecuencia, el arribo de mayores dosis de venenos a nuestras mesas. En este caso, además, metiéndose con Nuestro Pan.
Paralelamente, el gobierno nacional acompañado por gran parte de los sectores opositores, han acordado seguir pagando la “estafa” de una deuda, ilegítima, fraudulenta y odiosa. Y para ello deciden todos los días, continuar entregando nuestros territorios para el saqueo, a cambio de divisas.
¡No hay Modelo Extractivista sin Deuda, no hay Deuda sin Extractivismo!
Por todo esto rechazamos:
- El modelo agroindustrial que mercantiliza y destruye nuestros bienes comunes, condenando a millones a la pobreza, a la enfermedad y a la muerte. Basado en las “Buenas Prácticas Agrícolas” (BPA), que establecen falsos argumentos técnicos. Las únicas BPA que ofrecen alimentos sanos, seguros, y soberanos son Sin Agrotóxicos.
- La Estrategia de Reactivación Agroindustrial (Plan 2020-2030), que pretende profundizar los impactos ya conocidos de los agronegocios.
- Los proyectos megamineros y el fracking que abren las entrañas de la tierra, poniendo en peligro nuestros glaciares, el nacimiento de los ríos y las reservas de agua dulce; patrimonio de la humanidad.
- Las centrales nucleares, que resultan sumamente peligrosas, desarrolladas con el objetivo de obtener materiales para armas de destrucción masiva, y la negación a un debate real sobre la matriz ENERGETICA y la producción de energías limpias, renovables y alternativas.
- Megaproyectos de represas, monumentos a la corrupción, que generan nefastos impactos sociales y ambientales.
- La injerencia de las Multinacionales amparadas por un estado cómplice, en detrimento de las economías regionales de mercado corto.
- El desarrollo de grandes obras de infraestructura, con el objetivo del traslado de mercancías obtenidas de la expoliación de nuestros bienes comunes naturales. El ejemplo más representativo de los últimos 20 años es el IIRSA COSIPLAN, del cual es parte la Autovía de Punilla y la mal llamada Hidrovía.
- El modo de traslado a grandes distancias que propone este sistema de producción, generando la sobrecarga de tráfico sobre las rutas, provocando grandes costos humanos en accidentes de tránsito.
- Las pasteras y diversas fábricas, como por ejemplo curtiembres, que destruyen los ecosistemas y las economías locales.
- El impulso que las corporaciones y los gobiernos dan al consumismo, generador de copiosas cantidades de basura que terminan en los hornos incineradores, cavas, basurales a cielo abierto y finalmente los océanos. Poniendo en peligro al planeta y a los seres que en él habitamos.
- Los desagües cloacales sin tratamiento que se arrojan a los cuerpos de agua.
- La crianza y producción intensiva de animales, en espacios de confinamiento. En ese sentido el Plan de Megagranjas Porcinas impulsado por los gobiernos nacional y provinciales no servirán a los fines de una alimentación saludable y sí serán fuentes de futuras pandemias.
- Al capitalismo, que, usurpando la bandera de producción sana, profundiza la explotación y precarización de trabajadoras y trabajadores, empobreciéndonos cada vez más.
- El accionar de los gobiernos Nacionales, Provinciales, Municipales, Comunales y las legislaturas que actúan en función de los intereses de los grandes grupos económicos y cuando se trata de normas que pretenden defender el ambiente y priorizar la salud de los pueblos, no son tratadas o pierden estado parlamentario o son modificadas para favorecer los negociados de unos pocos (casos: Ley Nacional de Protección de los Humedales, Ley de Semillas, normas que regulan los agrotóxicos, etc.)
- La mirada Antropocéntrica que ve a la naturaleza como una mercancía y no entiende que su destrucción es también la nuestra.
- La apropiación de las semillas por parte de las corporaciones, así como de los saberes ancestrales que han llevado a sus mejoras. LA VIDA NO SE PATENTA.
- El desmonte y las quemas como forma de adecuar los territorios para desarrollar proyectos inmobiliarios o agroganaderos.
- La explotación petrolífera off shore en el Mar Argentino que afectará la biodiversidad de este ambiente, a las/los habitantes costeñas/os y el turismo regional.
- La aprobación por parte del gobierno argentino del trigo HB4 resistente al glufosinato de amonio, varias veces más tóxico que el glifosato.
- Las acciones de desalojo y expulsión de familias campesinas. Así como en zonas urbanas para abrirle paso a los grandes desarrollos inmobiliarios.
- La apropiación y concentración de las tierras. Ni magnates extranjeros, ni latifundistas nacionales.
- La represión estatal y criminalización, como métodos de amedrentamiento para intentar frenar las diversas luchas populares. En Andalgalá, en Quemquemtreu, ni en ningún rincón donde los pueblos resistimos.
- La militarización de los territorios. No a la instalación de bases militares, “disfrazadas de ayuda humanitaria”.
Queremos:
- Transitar por el camino del BUEN VIVIR reconociéndonos parte de la naturaleza.
- Aunar las luchas de los pueblos del mundo, para enfrentar la catástrofe ambiental mundial, que den respuestas acordes a la magnitud de esta crisis sistémica.
- Leyes que protejan nuestra salud y la del ambiente, y no a los y las responsables de los daños que sufrimos.
- El aire, el agua, la tierra, libre de sustancias toxicas.
- Acceso a la tierra para quienes no la tienen y respeto a la autodeterminación para las comunidades que son parte del territorio y corren peligro de ser desalojadas.
- Alimentos SANOS, SEGUROS y DE CERCANÍA. Necesitamos modelos de transición que caminen hacia la Soberanía Alimentaria y Energética.
- Participación social para definir nuestros modelos productivos, porque de ello depende nuestra salud, nuestra vida y nuestro futuro. Audiencias públicas, consultas populares vinculantes; es decir democracia participativa en todos los órdenes y especialmente, en el cuidado del ambiente, de la Pachamama, de NUESTRA CASA COMUN y del resto de las especies con las que coexistimos.
- Una Ciencia Digna que siguiendo el legado del Dr. Andrés Carrasco, esté comprometida con las necesidades de los pueblos y no con los intereses de unos pocos.
- Defendemos otro tipo de sociedad, libre de todo tipo de explotación, inclusiva y en armonía con la naturaleza, donde se rescate lo humano de las relaciones de producción y nos permita tener una vida digna y saludable tanto a las generaciones presentes como a las futuras.
Actualmente en nuestro país y en todo el mundo centenares de organizaciones vecinales, de pueblos prexistentes, ambientalistas, ecologistas, sociales, políticas y millones de personas, deciden cotidianamente organizarse y hacerle frente a tan obsceno atropello. Diversas experiencias, diferentes metodologías, múltiples resultados. Pero todas con el objetivo mayor de terminar con la depredación, la concentración, la explotación, la exclusión, la contaminación, las enfermedades y la muerte.
Entendemos que estamos sumergidos/as en una grave situación y de la que sólo saldremos si amalgamamos nuestras luchas, y nos fortalecemos, para Unidos/as, enfrentar y derrotar al sistema que nos ha llevado a esta crisis civilizatoria.
Como dijo José Martí en 1893, cuando habló de la “procesión terrible” de innumerables luchadores por la libertad americana: “¡Van y vienen nuestros muertos por el aire y no reposan hasta que no está su obra satisfecha!”.
Exigimos:
DEFENSA DE LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS Y DE LA NATURALEZA POR ENCIMA DE TODO.
AGROECOLOGIA PARA LA SOBERANIA ALIMENTARIA.
DECLARACION DE LA EMERGENCIA AMBIENTAL Y SANITARIA.
SEMILLAS LIBRES.
RIOS LIBRES.
CUMPLIMIENTO DE LA LEY DE GLACIARES Y LA LEY DE BOSQUES.
BASTA DE QUEMAS. ¡LEY DE HUMEDALES YA!
¡SUSPENSIÓN DEL PAGO DE LA DEUDA Y AUDITORÍA YA! RECHAZAMOS EL ACUERDO CON EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL.
TIERRA PARA TRABAJAR Y VIVIR DIGNAMENTE.
-Fuera la dictadura minera de Catamarca y de todas las provincias.
-Libertad a Aldo Flores, Enzo Brizuela y todos los presos por luchar.
-No a la autovía de Punilla.
-No al fracking en Vaca Muerta ni en ningún otro lugar.
-La ley 7.722 de Mendoza y la ley 5.001 de Chubut, NO SE TOCAN.
-Santiago Maldonado, Rafael Nahuel, Elías Garay, PRESENTES.
A TODA LA CLASE POLÍTICA LES DECIMOS: GOBIERNE QUIEN GOBIERNE ¡LA SALUD Y LOS TERRITORIOS NO SE NEGOCIAN!
¡NO SE NEGOCIAN!
¡NO SE NEGOCIAN!