Argentina: Primer Congreso bonaerense de Reforma Agraria
21, 22 y 23 de septiembre, Universidad Nacional de Mar del Plata: para promover un debate profundo sobre el derecho a la tierra y la reforma agraria para la concreción de una política pública de orientada a acabar con el hambre y la pobreza. Y a su vez, a desarrollar los mecanismos para la recuperación de nuestra soberanía alimentaria
En nuestro país no hay problemas más urgentes ni más importantes a resolver que el hambre, las necesidades básicas insatisfechas, la pobreza estructural y la marginalidad de millones de personas. Por otra parte, la tierra y los recursos naturales, y las posibilidades de trabajo que ellos ofrecen son las últimas (sino las únicas) ventajas estratégicas que aún poseemos para poder dar una respuesta inmediata y a la vez sustentable a estos problemas.
Sin embargo, al igual que en otros países de la región, la concentración de tierras en Argentina es un problema endémico, que se expresa en un patrón de distribución de tierras caracterizado por una expansiva cantidad de terrenos pertenecientes al gran latifundio, destinados a una agricultura de gran escala para la exportación y con enormes cantidades de agroquímicos, que amenazan extinguir las cada vez más pequeñas unidades de productores que en su economía de subsistencia, producen alimentos sanos y nutritivos para sus familias y sus comunidades. Este patrón de distribución desigual ocasiona en todo el continente trastornos sociales, culturales, políticos, y ecológicos semejantes: inmigración, mala nutrición, violencia política, y degradación de los recursos naturales.
Por otra parte, también existe un uso desigual de la tierra y un desaprovechamiento estructural de este recurso para resolver el problema de la recreación de comunidades, de la cultura de trabajo, de la distribución poblacional, de la protección del medio ambiente.
Hoy pensar en la reforma agraria no es solo pensar en la distribución y concentración de la tierra sino una transformación radical del uso que hacemos de ella.
Como ejemplo de este problema en Argentina, cuyos orígenes históricos datan de la formación del Estado Nacional, cifras arrojadas por el censo agropecuario 2002 indican que los 936 terratenientes más poderosos poseen 35.515.000 hectáreas de tierra, al tiempo que en el otro extremo, 137.021 pequeños agricultores poseen solamente 2.288.000.
Por fuera de ello, millones de personas se amontonan en ciudades con redes de agua y electricidad colapsadas, sin salubridad mínima, sin servicios educativos o sanitarios y con niveles crecientes de violencia e inseguridad. Además, cientos de pueblos, incluso en las zonas más ricas del país, continúan perdiendo población y ya corren el riesgo cierto de desaparecer.
Los planes económicos aplicados en distintos periodos históricos, han contribuido no sólo a mantener sino a profundizar el proceso de concentración de tierras y han agravado el actual desequilibrio demográfico del país propiciando una migración urbana irracional, desprotegiendo a las comunidades rurales y fomentando un uso de la tierra que desconoce la estrategia de desarrollo integral del país.
En este marco asistimos a una crisis social devastadora. Con más de un 50% de ciudadanos sumidos en la pobreza y el surgimiento de un problema paradójico en la Argentina: el hecho de que la población sufriendo del hambre es un sector en permanente crecimiento en un país con capacidad de alimentar y satisfacer las necesidades básicas de una población muy superior a la actual.
Un factor importante en el origen de esta crisis es la renuncia a nuestra soberanía alimentaria en favor del monocultivo, ocurrida a partir de los años 90 debido a la alta tasa de beneficio del paquete tecnológico de la producción de SOJA RR, que sumada a una serie de factores que incluyen un crecimiento del arrendamiento (que alcanza un 75% de la producción) tuvieron como resultado la profundización del monopolio de la producción agropecuaria. Transición que dio cauce a un proceso de empobrecimiento de las zonas rurales y la virtual eliminación de la producción para el auto sustento, elevando así la concentración urbana.
En la práctica, los efectos del proceso de concentración de tierra resultan en la vulneración de los derechos de las comunidades campesinas y pequeños productores, quienes enfrentan un alto nivel de conflictividad rural frente a los grandes latifundistas y "pooles" de siembra que avanzan en la expansión de la frontera agropecuaria. Ello en virtud de un vacío jurídico y de políticas públicas hacia el sector que tiene una alta tasa de irregularidad en la titularidad de la tierra.
A su vez, la inexistencia de una política de acceso a la tierra que coloque sobre la mesa un debate sobre la función social de la tierra, compromete la posibilidad de desarrollos locales, formas social y ambientalmente sustentables de producción, y la reconstrucción de pueblos, cuya función es la de brindar una alternativa a la exclusión urbana, el desempleo y el hambre ante la desaparición de la industria y el Estado Social.
La Provincia de Buenos Aires es el mayor exponente del desequilibrio demográfico y la utilización desigual de la tierra cuyo exponente es la marginalidad social visible en todo el conurbano bonaerense, sólo aplacada por una fuerte presencia de programas de contención social (planes sociales, subsidios desarticulados, etc.) que no han generado ningún tipo de desarrollo sustentable ni otras respuestas significativas. Asimismo las periferias de las grandes ciudades (Buenos Aires, Mar del Plata, Bahía Blanca, etc.) muestran el grado de deterioro de los lazos comunitarios y de la vida de millones de habitantes, en especial de los más jóvenes que no pueden diseñar un futuro y son envueltos por un ambiente de violencia y exclusión.
En este contexto social y político la tierra es un recurso productivo por excelencia en la búsqueda de una alternativa política en la lucha contra la pobreza. Experiencias en toda América Latina demuestran que reformas estructurales en el régimen de propiedad de la tierra han resultado en una perspectiva posible para los sectores más excluidos, promoviendo la vida en comunidad, la producción de formas cooperativas y una mejor administración de los recursos naturales.
En función de ello nos proponemos por medio de un Congreso Bonaerense de Reforma Agraria promover un debate profundo sobre el derecho a la tierra y la reforma agraria para la concreción de una política pública de orientada a acabar con el hambre y la pobreza. Y a su vez, a desarrollar los mecanismos para la recuperación de nuestra soberanía alimentaria como parte de una alternativa de vida comunitaria y con un grado de autonomía que brinde la oportunidad de profundizar nuestras formas democráticas y generar prácticas transformadoras en lo cotidiano.
Se coordinarán mesas de trabajo donde se trabajará en la elaboración de documentos base para cada uno de los ejes, sobre cada uno de los ejes, y que articularán a su vez llevarán talleres de debate y dos o más jornadas preparatorias con continuidad en las comisiones de trabajo durante el CBRA:
1. Movimientos urbanos, acceso a la tierra y lucha contra el hambre
2. ¿Qué agricultura alternativa? Soberanía alimentaria y desarrollo local;
3. Equilibrio demográfico y planificación territorial;
4. Políticas públicas de acceso a la tierra;
5. Inmigrantes y reforma agraria en Buenos Aires;
6. Pueblos originarios;
7. Tierra y equidad de género.
Organizadores:
Centro de Políticas Públicas para el Socialismo
Fundación Casa del Pueblo
Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos
Instituto de Estudios y Formación de la CTA,
Centro Nueva Tierra.
Auspiciante:
Universidad Nacional de Mar del Plata