Uruguay: la plaga de los Baobabs
El principito custodiaba su pequeño planeta y su rosa. Tomaba mucho cuidado en que los baobabs no crecieran, pues con sus enormes raíces podrían acabar con su morada
Después de viajar por muchos planetas, llegó al planeta Tierra, aterrizando junto al río Uruguay. Se sorprendió por su enormidad y por la inmensa cantidad de eucaliptos plantados en fila india cubriendo millones de hectáreas. Le preguntó a un zorro que conoció, ¿no tenéis miedo de quedar atrapados por tantos eucaliptos que crecen sin parar?
El zorro le explicó: los eucaliptos no crecen sin parar, pues a cada momentollegan las empresas propietarias de estos bosques para talarlos. Los convierten en pulpa que se exporta para la fabricación de papel en lospaíses más ricos y consumistas. El problema para nosotros es otro: las plantaciones de eucaliptos sustituyen bosques originarios ricos en biodiversidad y que durante años han facilitado muchos recursos a las poblaciones locales. A los bosques de eucaliptos les llaman desiertos verdes por la poca vida que crece bajo él. La usura de los negociantes (como el vendedor de estrellas) les lleva a cultivar eucaliptos en buenas tierras, desplazando a los pequeños ganaderos y agricultores que producían alimentos.
Los campesinos que quedan junto a ellas se quejan del agotamiento de sus pozos, pues el eucalipto absorbe mucha agua. Para que el negocio sea redondo hace falta la industria papelera y aquí llega rauda la inversión extranjera. Una empresa española está construyendo una gran papelera en las orillas del río Uruguay. Una práctica habitual de algunas de instalarse en los países del Sur. Las regulaciones en países europeos encarecen la implantación de industrias contaminantes.
Resultará un proyecto caro para todos los ciudadanos españoles, pues se ha aprobado destinar a la papelera más de 300 millones de dólares de dinero público a
través del Instituto de Crédito Oficial y poco rentable para Uruguay. Está exonerado de impuestos. O sea --razonó el principito--, igual que nunca pensé que el baobab de mi planeta, el pobre, fuera culpable de ser lo que es, es la dimensión de las realidades lo que generan desequilibrios. Me vuelvo a cuidar mi planeta.
Gustavo Duch Guillot: gro.aegnap@hcudg
Director de VETERINARIOS SIN FRONTERAS
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