Uruguay: el controvertido plaguicida Endosulfán. Caen como chinches
Aunque el endosulfán ya dejó de ser utilizado en muchos países, el Convenio de Estocolmo es permisivo con los del tercer mundo: éstos pueden pedir un plazo de cinco años para su erradicación
El endosulfán, producto utilizado en la producción de la soja transgénica, fue prohibido por la quinta conferencia del Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes, realizada en Ginebra entre el 25 y 29 de abril de este año, del que forma parte Uruguay. El mismo plaguicida fue eje de polémicas luego de que se encontraran 50 envases con restos de endosulfán en el vertedero municipal de Guichón, departamento de Paysandú. Una investigación de la Dinama, recientemente culminada, no encontró responsables.
Este producto puede actuar como un disruptor endocrino, causando daño a la reproducción y desarrollo en animales y seres humanos. Aunque el endosulfán ya dejó de ser utilizado en muchos países, el Convenio de Estocolmo es permisivo con los del tercer mundo: éstos pueden pedir un plazo de cinco años para su erradicación. Inocencio Bertoni, responsable de la Dirección General de Servicios Agrícolas del MGAP, adelantó a varios medios de prensa que Uruguay impedirá su uso a partir de 2013, luego de que se termine el stock disponible en el país.
Para el ingeniero agrónomo Gabriel Oyhantçabal(1), "Uruguay podría haber prohibido este producto antes por motu propio, sin esperar que se incorporara a la lista del Convenio de Estocolmo. Lo que se hizo hasta el momento fue regular un poco más el uso de un producto que hace tiempo se conoce que tiene efectos cancerígenos”. Oyhantçabal analizó que si se prohibía este insecticida, clave en el paquete tecnológico de la soja, "el negocio se hacía menos rentable, entonces ¿quién asumía ese costo político de decirle (a los productores) que debían usar productos más caros, afectando su rentabilidad?”.
Por último, Oyhantçabal interpretó que la decisión de utilizar el stock disponible de endosulfán puede deberse al alto costo que debería asumir el Estado para indemnizar a los importadores por el producto ya adquirido.
En noviembre de 2007 el MGAP restringió el uso exclusivo de endosulfán al control de chinches en soja (insecto que daña la semilla afectando su rendimiento) y la dosis máxima (0,5 quilogramos por hectárea y por año). También reguló la distancia mínima que debe existir entre las aplicaciones del producto y los centros poblados o escuelas rurales. Oyhantçabal explicó que el endosulfán es utilizado tanto por pequeños como por grandes productores, incluso en algunos casos de forma preventiva, para evitar la realización del muestreo de insectos por metro cuadrado que calcula el "umbral de daños”.
La importación de endosulfán tuvo un crecimiento sostenido desde 2003. En 2006 cayeron las importaciones, para volver a incrementarse en 2007 y 2008. Los principales plaguicidas (endosulfán, clorpirifós y cipermetrina) pasaron de 40 toneladas importadas en 2000 a 820 en 2010. A partir de ese año comenzaron a comercializarse en el país sustitutos que han bajado de precio, son más eficientes en el control de la chinche y menos peligrosos que el endosulfán, por lo que las importaciones de ese producto volvieron a caer.
Nota:
(1) Autor, junto a Ignacio Narbondo, de Radiografía del agronegocio sojero. Redes-at, Montevideo, 2011.