Uruguay: activistas impiden obras de papelera
Activistas del Greenpeace procedentes de Alemania, Argentina, Brasil, Chile, Finlandia, Italia, México y Uruguay están impidiendo desde ayer, 17, la construcción del muelle de la papelera finlandesa Botnia en las orillas del río Uruguay
Para la entidad ambientalista la papelera afectará al medio ambiente y a los pueblos vecinos de Fray Bentos y Gualeguaychú, en la frontera Argentina-Uruguay.
Los activistas están montando un campamento que mantendrán indefinidamente para detener la instalación de la planta papelera. "Las plantas de las empresas Botnia y Ence conforman un polo de producción gigantesco de 1.500.000 toneladas anuales de celulosa y utilizan un tipo de tecnología que producirá la destrucción de los ecosistemas del río Uruguay, mortandad de peces y contaminación de alto impacto en las comunidades locales", sostuvo Juan Carlos Villalonga, director político de Greenpeace Cono Sur.
Además, el dirigente ambientalista señaló que mientras "los gobiernos de Argentina y Uruguay se han comprometido a sostener un diálogo para encontrar una solución a la controversia que mantienen ambos países por la instalación de las plantas sobre el Río Uruguay - una cuenca de jurisdicción binacional - la empresa Botnia continúa adelante con sus obras y avanza en la construcción de su terminal portuaria por donde planea exportar la pasta celulósica".
"A pesar de las múltiples promesas de modernidad, controles y tecnologías de protección ambiental, las plantas que se proponen establecer en Uruguay son las mismas plantas que en todas partes del mundo reciben un permanente cuestionamiento por sus impactos ambientales y son cada vez más arrinconadas por legislaciones que procuran ponerles límites a la contaminación", dijo por su parte Mikael Sjöval, de Greenpeace Finlandia, durante la acción directa.
Las obras que está realizando actualmente la empresa Botnia no han sido aprobadas en el marco de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU). Greenpeace considera que las características de las plantas proyectadas, sus dimensiones y el tiempo que permanecerán operando (alrededor de 40 años) deberían servir para hacer reflexionar a las autoridades de ambos países para superar el conflicto acordando un plan de producción limpia para toda la región".
"Lo que vemos a futuro es una expansión de esta actividad en ambos países, por lo que reclamamos un plan de producción limpia que impida la transferencia de tecnología sucia y contaminante hacia los países en desarrollo", agregó Villalonga. Greenpeace ha venido sosteniendo desde la década pasada que la industria del papel necesita de una transformación para evitar las consecuencias negativas de su actividad y ha denunciado la contaminación producida por las plantas celulósicas instaladas en la Argentina.
Los activistas utilizaron los emblemáticos gomones de Greenpeace para desembarcar en el muelle de Botnia, donde montaron una serie de campamentos para evitar que se continúe construyendo la planta. Además, extendieron grandes carteles con la leyenda "las papeleras van a contaminar" y "basta de contaminación", en español e inglés.
"Las plantas de Botnia y Ence son tan sólo las primeras plantas de una serie que procurarán instalarse en Uruguay y Argentina", advirtió asimismo Juan Agustín Fernández, coordinador de Greenpeace en Uruguay. Según la organización ambientalista, de no establecerse altas exigencias ambientales para permitir su radicación, esta industria "provocará un desastre en la región".