Reanudan en secreto los cultivos experimentales de transgénicos
El Reino Unido ha reanudado en secreto los cultivos experimentales de transgénicos un año después de que los activistas arruinaran una cosecha de patatas modificadas genéticamente, según revela hoy el diario "The Daily Telegraph"
Sin avisar al público, como es norma comunitaria, se ha iniciado un nuevo experimento de ese tipo en medio de las protestas de los grupos que se oponen a los transgénicos, según los cuales las explotaciones agrícolas vecinas están amenazadas.
En 2008 hubo que arrancar 400 matas de un campo de patatas cerca de la localidad de Tadcaster, en el condado de North Yorkshire, poco después de que se plantaran por culpa de los destrozos de los ecologistas.
El Ministerio del Medio Ambiente, la Alimentación y los Asuntos Rurales mantiene, sin embargo, que el permiso para ese cultivo sigue siendo válido - se concedió por tres años- y que pueden replantarse las patatas transgénicas sin necesidad de avisar al público.
Según ese Ministerio, las patatas, que no pueden utilizarse para el consumo humano o animal, se cultivarían en un entorno seguro donde no hubiese riesgo de contaminación de otras cosechas.
Se cultivarían cerca de otras plantas que se destruirían más tarde y todo ese campo se dejaría en barbecho una vez acabado el experimento.
El nuevo cultivo transgénico, cuya localización no se ha comunicado oficialmente, está protegido por vallas, cámaras de circuito cerrado de TV y guardias de seguridad.
Casi todos los 54 cultivos de plantas transgénicas llevados a cabo desde el año 2000 fueron destrozados por los activistas.
El Gobierno británico está al mismo tiempo sometido a crecientes presiones de las compañías de biotecnología, interesadas en la comercialización de ese tipo de plantas.
El experimento con patatas transgénicas, a cargo de la Universidad de Leeds, servirá para analizar las virtudes de un tubérculo resistente a un parásito llamado nematodo, que causa a los agricultores británicos daños valorados en más de 75 millones de euros.
Según Clare Oxborrow, activista del grupo ecologista "Friends of the Earth" (Amigos de la Tierra), el gen resistente a los antibióticos utilizado en esa patata puede tener importantes efectos negativos sobre la salud si se permite que escape.
Una de las preocupaciones de los ecologistas es que el viento lleve el polen a los cultivos vecinos, que se contaminarían.
En opinión de Osborrow, "el ministerio no quiere que la gente sepa lo que tiene entre manos" y eso le preocupa porque considera que los agricultores, los jardineros y la gente que vive cerca "debía estar al corriente dado el peligro de contaminación de otras plantas".