Puerto Rico: a dialogar sobre la soberanía alimentaria
La organización Boricuá de agricultura eco orgánica realizó ayer (16) una caravana desde Ponce hasta Salinas para llamar la atención sobre la celebración del Día Mundial de la Soberanía Alimentaria
Llevan más de veinte años agrupados, trabajando en silencio para asegurar a la población una alimentación más sana, pero ahora quieren ir en grande y hacer que su filosofía entre en la discusión pública.
La organización Boricuá de agricultura eco orgánica realizó ayer una caravana desde Ponce hasta Salinas para llamar la atención sobre la celebración del Día Mundial de la Soberanía Alimentaria.
El grupo, que une a agricultores orgánicos, profesionales de distintos sectores, empresarios, artistas y estudiantes, defiende el concepto de que cada país decida libremente qué tipo de alimentos consumir, cómo sembrarlos y cosecharlos.
“Queremos educar, crear un mercado (de agricultura orgánica), proteger nuestras semillas y sobre todo la protección del medio ambiente y de la salud”, dijo María Alvarado, miembro de Boricuá.
Para lograrlo, desde 1989, realizan talleres educativos, brigadas de trabajo para recoger cosechas, mercados agrícolas en diversas partes de Puerto Rico e intercambios de semillas para preservarlas libre de químicos y de la manipulación genética.
Precisamente, uno de los grandes retos a los que se enfrentan los agricultores orgánicos son las semillas transgénicas o genéticamente modificadas que producen empresas como Monsanto o Du Pont.
Esas compañías, que antes se dedicaban a la producción y venta de pesticidas y ahora apuestan por la biotecnología agrícola, están establecidas en pueblos como Santa Isabel o Juana Díaz, lugares donde también se encuentran los mayores cultivos de productos locales en la Isla.
“El concepto de soberanía alimentaria se opone a los transgénicos porque cuando los científicos independientes, que no trabajan para estas empresas, han estudiado el efecto en los animales cuando ingieren estos alimentos han encontrado muchos problemas de salud”, explicó Carmelo Ruiz, director del Proyecto de Bioseguridad de Puerto Rico.
Monsanto y Du Pont aseguran en sus páginas de internet que sus semillas mejoran la calidad y el rendimiento de los cultivos, reducen costos, mejoran la nutrición y cuidan el medio ambiente, todo esto a través de la manipulación genética.
Mientras, los agricultores orgánicos logran los mismos resultados a través de los policultivos y el uso de plantas que sirven de repelentes de plagas.
“La biodiversidad es muy importante en la siembra porque ayuda a evitar y contrarrestar muchas de las plagas existentes”, indicó Alvarado. “Por ejemplo, con la ayuda de plantas como el tabaco, la yuca o el limoncillo se atraen a los lagartijos que se comen a los insectos”.
Por eso, para Boricuá es tan importante que se comience a dialogar sobre la agricultura orgánica y las formas de proteger el medio ambiente sin la necesidad de utilizar productos que podrían afectar la salud de las comunidades y de los consumidores.
“Queremos crear conciencia de que ese tipo de cultivo tiene un impacto a nivel de salud y que hay unos químicos que afectan; que las personas comiencen a darse cuenta que, además, tiene un impacto medioambiental”, exhortó Eliza Sánchez, portavoz de la organización.