‘Progreso’ afecta pueblos indígenas causando muertes y enfermedades
Sida, obesidad, diabetes, dependencia química, suicidio, desnutrición son algunas de las aflicciones que enfrentan los pueblos indígenas en la actualidad. Atropellados por el "progreso económico y tecnológico", los aborígenes las padecen cada día que pasa en tierras americanas. Con el objetivo de revelar cómo el progreso está afectando a los indígenas, Survival International presentó en el mes pasado, el informe "El progreso puede matar: cómo el desarrollo impuesto sobre pueblos indígenas destruye su salud"
En el documento de 61 páginas, Survival International resalta que el "progreso" está poco cuestionado en la actualidad, siendo simplemente encarado como una ventaja para todos los pueblos. Sin embargo, lo que se ha observado es que la imposición del desarrollo ya destruyó y todavía destruye a muchos pueblos indígenas. Según el informe, para los indígenas, la imposición del progreso nunca les trae una vida larga y feliz, sino una existencia corta y desoladora, con la muerte como única escapatoria.
"El progreso impuesto ha destruido a muchos pueblos y amenaza a muchos más. Unos lo saben y deciden mantenerse aislados. Otros tienen una relación más estrecha con los foráneos; algunos reciben atención sanitaria destinada a mitigar la devastación a la que se enfrentan. Como una paradoja mortal, la asistencia sanitaria "moderna" disponible para los indígenas nunca es suficiente -ni siquiera en los países ricos- para contrarrestar los efectos de las enfermedades introducidas y la devastación generada por la pérdida de sus tierras", se destaca en el documento.
Sin embargo, el estudio no niega las ganancias obtenidas por la ciencia, ni defiende una visión romántica que evoca una mítica edad de oro. Además, no es estar en contra de los cambios, pues todas las sociedades cambian constantemente. Pero recuerda que a pesar de que los pueblos indígenas que viven en sus propias tierras son pobres en términos monetarios, su calidad de vida y salud es, con frecuencia, visiblemente mejor que la de muchos de sus compatriotas: "Las estadísticas muestran que cuando se los fuerza a abandonar sus tierras, su salud y su bienestar se deterioran, y las tasas de depresión, adicción y suicidio se disparan".
Los números comprueban el posicionamiento del estudio. Para los aborígenes australianos, el progreso significó desplazamientos, empobrecimiento y la destrucción de las comunidades. La esperanza de vida de los indígenas entre 17 y 20 años es menor que la del resto de los australianos. En comparación con los australianos, los indígenas tienen seis veces más probabilidad de morir en edad infantil y por infarto, ocho veces más probabilidad de morir por infección pulmonar o cardiaca y 22 veces más probabilidad de morir de diabetes.
El índice de suicidios entre los innu es de más de 180 por 100.000, que comparado con la tasa de 12 por 100.000 del resto de Canadá es significativo.
Entre enero y octubre del año pasado, 16 niños guaraníes menores de nueve años murieron en la comunidad Japora por desnutrición en Mato Grosso, Brasil. Los guaraníes tienen una de las tasas de suicidio más altas del mundo: 1% de su población se suicidó entre 1985 y 2000.
Más de un tercio de la población parakaná (Brasil) murió como consecuencia de una epidemia después de tener contacto con otras personas. En 1971, esfuerzos del gobierno brasilero para el establecimiento de "contacto amistoso" con indígenas introdujeron la gonorrea entre los parakaná. Funcionarios gubernamentales infectaron a 35 mujeres indígenas; algunos de sus hijos nacieron ciegos.
El estudio puede encontrarse en: Surivival
Traducción: moc.liamg@leinad.setnarrab moc.liamg@leinad.setnarrab