Preocupa la pérdida de mercados para el maíz


Prensa

Ámbito Financiero, Argentina, 23-2-01
Preocupa la pérdida de mercados para el maíz




Por Alejandro Ramírez, analista agropecuario, para Ambito Financiero

En las últimas jornadas ha comenzado a circular la versión sobre la preocupación existente en el sector comercializador granario, con relación a la falta de ventas de maíz con destino a la exportación.

Comparativamente con el año anterior, en esta época ya se habían vendido 1.100.000 toneladas de maíz, con destino a países como Egipto, Perú, Colombia, Uruguay, Arabia, Portugal, Corea del Sur y Venezuela, entre otros.

En cambio, este año, a pesar de existir algunas negociaciones aisladas con compradores brasileños, todavía no se ha cerrado ningún contrato. La preocupación de los comerciantes nacionales se concentra en encontrar los verdaderos motivos del repliegue de interés de compra de los usuales adquirentes de nuestro maíz.

La principal razón es la falta de seguridad que tienen los países importadores con respecto a si el maíz argentino es o no genéticamente modificado. Recordemos el inconveniente que surgió hace muy poco tiempo en los EE.UU. con la variedad de maíz Starlink (variedad prohibida para el consumo humano), provocando una incertidumbre en la decisión de compra de los países compradores, pues ahora desconfían de todos los maíces producidos en el mundo.

Embarques

Esto se agravó por lo sucedido con el embarque de maíz desde el país del Norte a Japón realizado en las últimas semanas -con certificación de no ser modificado genéticamente-. Al llegar el vapor a destino, y luego de los análisis pertinentes, se comprobó que dicho maíz tenía un porcentaje de cereal de la variedad prohibida.

, comentaba con sorna un experimentado operador de la Bolsa de Cereales.

La Argentina todavía no decidió si sembrará maíz transgénico o no; muchos opinan que aunque se siembre sólo una hectárea de maíz genéticamente modificado, siempre le quedará la duda al comprador de qué es lo que le estamos enviando.

En el caso de la soja, ya no existen dudas, nuestro país siembra casi 85% de semillas de soja transgénica por el beneficio económico que le brinda al productor.

Pero en el caso del maíz, apenas se siembra 15% del área con este tipo de semillas modificadas genéticamente, pues el beneficio no es tan grande. Por eso el mundo pregunta sin encontrar respuesta, si la Argentina puede garantizar que el maíz que embarcará no será transgénico.

Japón, España, Portugal y Corea del Sur, en los últimos dos ciclos productivos, informaron a los exportadores nacionales que de no existir un compromiso de que el maíz nacional sea el convencional, no se cerraría negocio alguno.

Ya quedó demostrado el temor de los compradores, pues el año pasado estos cuatro países compraron 1.960.000 tone-ladas, marcando una considerable disminución con respecto a las 3.100.000 toneladas de maíz argentino compradas en 1999. Además estas dudas de credibilidad a nivel país surgen en un momento sensibilizado de la opinión internacional sobre lo que ocurre en la Argentina.

Luego de pregonar a viva voz que en nuestro país no existen brotes comprobados de aftosa, ahora se confirma la vuelta a la vacunación en varias zonas de producción vacuna.

Muchos operadores de exportación lamentan estos hechos, que van marcando la vuelta a un camino que parecía olvidado: la falta de confianza de los compradores internacionales en nosotros con respecto al cumplimiento de las especificaciones de calidad pactadas.

Por ahora se espera una cosecha de maíz de más de 14 millones toneladas, con un saldo exportable posible de 9 millones de toneladas. Habrá que tomar el toro por las astas, y decidir de una vez por todas si se produce o no maíz transgénico.

Debemos dar un discurso claro y conciso para evitar que la supuesta mala reputación aumente, y que disminuya nuestra credibilidad en el exterior.

Habría que considerar -desde un punto de vista estrictamente comercial-si no valdría la pena sacrificar las novedades tecnológicas, para poder garantizar a nuestros clientes internacionales que en la Argentina sólo se produce el maíz tradicional: aquel por el cual fuimos famosos, por su color, dureza y calidad.

Mientras, como es habitual, nuestros productores miran lo que ocurre sin saber exactamente cuál es el camino más conveniente para evitar cualquier potencial problema con la comercialización de su cereal.

Se dice que es más fácil adaptar la producción a la demanda ya existente, que intentar modificar los gustos de los compradores. El cliente siempre tiene la razón.
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