Polémica científica sobre la eventual toxicidad del maíz OGM de Monsanto

Por Terra
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Un informe de un organismo científico vinculado a los movimientos ecologistas ha relanzado la polémica sobre la posible toxicidad del maíz transgénico autorizado para el cultivo en Europa del fabricante estadounidense Monsanto

El informe del Comité de Investigación e Información Independientes sobre la Ingeniería Genética (CRIIGEN), encargado por Greenpeace y por Carrefour y basado en un estudio realizado por la propia Monsanto para la autorización de su maíz transgénico MON863, concluye que los ratones alimentados con ese producto presentan 'signos de toxicidad'.

Los autores de dicho trabajo, publicado hoy por la revista especializada 'Archives of Environmental Contamination', afirman que el consumo del MON863 perturba diversos parámetros biológicos de los ratones utilizados en la experiencia, como la curva de crecimiento o el peso del hígado.

Esos efectos varían según el sexo de los ratones, y así el responsable del trabajo, Gilles-Eric Séralini, precisa que en las hembras se observa 'un aumento de las grasas y del azúcar en la sangre, un aumento del peso del cuerpo y del peso del hígado (...) todo asociado a una mayor sensibilidad hepática'.

Séralini sostiene que 'nadie puede garantizar que (el maíz transgénico de Monsanto) no es peligroso' y denuncia que el fabricante 'parece haber 'olvidado'' analizar 'la diferencia significativa entre el peso de los ratones alimentados con el MON863 y los otros', e incluso que 'ha disimulado datos cruciales procedentes de los test de orina'.

El documento fue elaborado con el estudio que hizo Monsanto durante 90 días con 400 ratones, 200 machos y 200 hembras, separados en diez grupos y alimentados unos con el maíz transgénico y otros con maíz convencional.

La firma estadounidense habían concluido con esos datos que las variaciones constatadas entre los animales alimentados con uno u otro maíz no respondían más que a las variabilidad natural de los parámetros mesurados, y que los productos transgénicos no podían considerarse patológicos.

Las conclusiones del CRIIGEN, un organismo presidido por la ex ministra de Ecología Corine Lepage, y en cuya dirección está también el eurodiputado ecologista Paul Lannoye, han sido contestados por otros científicos, como el toxicólogo Gérard Pascal, miembro de la Comisión de Ingeniería Biomolecular de Francia.

Pascal ha puntualizado, por ejemplo, que en los análisis que él había encargado para tratar de explicar las variaciones de los parámetros renales de los ratones de la experimentación no se había encontrado 'ninguna muestra de toxicidad'.

En cualquier caso, para Greenpeace, el informe del CRIIGEN es el primero de una investigación independiente publicado en una revista que lo ha sometido a un comité de lectura en el que se prueba que un producto transgénico autorizado para el consumo humano 'presenta signos de toxicidad'.

Por eso, la organización ecologista estima en un comunicado que este caso 'cuestiona el conjunto del sistema de autorización de las OGM (Organismos Genéticamente Modificados) en Europa' y pide a la Unión que revise todos los análisis sanitarios de los transgénicos a los que ha dado luz verde para su comercialización.

'Hay que aplicar más que nunca el principio de precaución y decretar una moratoria sobre los OGM', insiste Arnaud Apoteker, de Greenpeace Francia, que recuerda que según un estudio de opinión que encargó el pasado mes de septiembre, un 86 por ciento de los franceses quieren una prohibición, temporal o definitiva de los transgénicos.

Terra, Internet, 13-3-07

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