Pesimistas estimaciones sobre la cosecha mundial; los granos no alcanzan
Las vacas, alimentadas con granos, y el biocombustible restan producción para las zonas más pobres del planeta
Las provisiones de alimentos se están reduciendo en forma alarmante en el globo, lanzando al mundo a una de las mayores crisis en más de 30 años. Las nuevas cifras muestran que la cosecha mundial de este año no será suficiente para alimentar a todos en el planeta, por sexta vez en los últimos siete años. La humanidad ha subsistido hasta ahora comiendo de las reservas hechas antes, pero ahora éstas han caído por debajo del nivel necesario.
Como resultado, los precios de los alimentos han comenzado a subir y amenazan con quedar fuera del alcance de muchos de los 4200 millones de personas que viven en los países más vulnerables del mundo. La nueva campaña “verde” para que los automóviles funcionen con biocombustibles es una nueva amenaza para que los alimentos sean aún más escasos y más caros. La Organización Agrícola y de Alimentos (FAO, sus siglas en inglés) de la ONU y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, sus siglas en inglés), que producen los dos principales pronósticos de la producción mundial de cultivos, estiman que la cosecha de granos de este año caerá por segundo año consecutivo.
La FAO todavía está compilando su último pronóstico de cultivos, pero le dijo a The Independent que parecía que apenas excedía los 2000 millones de toneladas, menos de los 2380 millones del año pasado y 2780 millones en 2004, aunque el apetito del mundo siguió creciendo mientras su población aumentó. La USDA estima que será aún más baja, 1984 millones de toneladas. Hace 10 años, por el contrario, los granjeros produjeron más de lo que se consumió. Los precios, por tanto, ya aumentaron un 20 por ciento este año. La falta de atención del mundo contrasta con la última gran crisis alimentaria de mediados de los ‘70. Henry Kissinger –en la cima de su poder como secretario de Estado de Richard Nixon– llamó a una Conferencia Mundial de Alimentos, donde los gobiernos decidieron solemnemente que nunca más permitirían que la humanidad careciera de sustento. La conferencia que tuvo lugar en Roma resolvió erradicar el hambre para mediados de la década del ‘80. Sin embargo, una generación más tarde, más de 800 millones de personas en todo el mundo están constantemente hambrientos.
Todos los días, unos 16.000 niños mueren, en parte porque no reciben suficiente alimento. Y la nueva crisis alimentaria amenaza ser peor que la última. En los siete años posteriores a la conferencia de Roma, la producción de granos cayó por debajo del nivel de consumo sólo tres veces, comparada con los seis de ahora. Hay más de cinco personas en el mundo hoy por cada dos que vivía en la mitad del último siglo. Sin embargo, se produce lo suficiente en el mundo para alimentar a todos bien, si está bien distribuido. No es sólo que la gente de los países ricos comen demasiado, y aquellos en los pobres demasiado poco. Enormes cantidades de los cada vez más escasos granos ahora alimentan a las vacas e indirectamente a los automóviles.
Los automóviles son una nueva preocupación, a causa del actual impulso para producir combustibles verdes para luchar contra el calentamiento mundial. Una “corrida de maíz” surgió en Estados Unidos, usando el grano para producir biocombustible, etanol, muy apoyado por subsidiarios de la administración Bush para desviar la crítica a su negativa de ratificar el Protocolo de Kyoto.
Llenar el tanque de una 4 x 4 con etanol utiliza los granos suficientes para alimentar a una persona un año entero.
Este año la cantidad de maíz de Estados Unidos destinado al combustible es igual a lo que vende al exterior: tradicionalmente sus exportaciones han ayudado a alimentar a 100 países, en su mayoría pobres. Desde el año que viene, la cantidad usada para que funcionen los automóviles estadounidenses excederá las exportaciones, y pronto es probable que reduzca lo que hay disponible para ayudar a alimentar a la gente pobre del exterior. El número de plantas de etanol construidas o planeadas en el estado del maíz de Iowa, utilizará virtualmente toda la cosecha del estado. Esto llevará a que la gente hambrienta compita con los dueños de las gasolineras. Y la crisis alimentaria empeorará a medida que la tierra se agote más, el suelo se erosione, el agua sea más escasa, y el calentamiento mundial arruine las cosechas. Haciendo que los automóviles sean más eficientes con poco combustible, y comiendo menos carne ayudaría, pero la única solución a largo plazo es permitir que los países pobres –y especialmente su gente más pobre– cultiven más alimento.
Y la mejor manera de hacer eso, muestran los estudios, es alentar a los pequeños campesinos a cultivar en forma ecológica.
Traducción: Celita Doyhambéhère.