Perú: el agua peruana se evapora en cultivos de exportación
El notable crecimiento de las exportaciones agrícolas de Perú puede hacer desaparecer un recurso esencial para la vida. El agua se va del país, y sin costo, en cada embarque
Mientras el agua dulce se extingue en la superpoblada costa peruana, las plantaciones más demandantes de este recurso crecen sin parar para el lucrativo comercio exterior. Expertos advierten sobre este daño y exigen mayor responsabilidad del gobierno y de todos los involucrados.
El valor de las exportaciones agrícolas peruanas, de la mano de los altos precios internacionales, ascendió a 3.007 millones de dólares entre enero y noviembre del año pasado, 30,2 por ciento más que en el mismo período de 2009.
Uno ejemplo de este pujante sector es la producción de espárragos, que genera 120.000 empleos solo en el campo, según cifras oficiales. Pero, a la vez, requiere de grandes cantidades de agua.
Para una hectárea de espárragos se necesitan 22.000 metros cúbicos de agua, siete veces más de la que se necesita para el desplazado cultivo de uva quebranta, tradicional en el sudoccidental departamento de Ica, aseguró David Bayer, del no gubernamental Instituto de Promoción para la Gestión del Agua (Iproga).
Bayer dijo a Tierramérica que esas estimaciones aún están “muy por debajo de la cifra real, porque no incluye el agua usada en el empaque del producto con destino a la exportación o para preparar y aplicar los agroquímicos y los productos para el crecimiento de las plantaciones”.
Sostuvo que se deberían agregar otros 2.000 metros cúbicos por hectárea de espárrago. Hay una huella hídrica que necesita ser considerada, aseguraron los expertos.
Ica y La Libertad, en el noroeste de Perú, son las regiones costeras con las más grandes extensiones de cultivos de espárragos, pese a que son las más desérticas del país.
En la zona costera del Pacífico, que concentra 70 por ciento de la población peruana, el promedio es de 2.000 metros cúbicos de disponibilidad de agua por persona al año, mientras que en el área amazónica, con sólo 26 por ciento, es de 291.000 metros cúbicos disponible por persona al año.
“La huella hídrica es un argumento que exige la responsabilidad a todos, de las empresas, del Estado y de los peruanos en general que debemos trabajar en la sostenibilidad de un recurso tan escaso para el planeta”, señaló a Tierramérica el investigador Laureano del Castillo, del Centro Peruano de Estudios Sociales.
Este experto en temas hídricos y políticas rurales consideró que es importante “evidenciar el uso del agua en los diversos procesos productivos de la industria, porque no es posible seguir cultivando productos altamente demandantes de agua en zonas desérticas”.
Sin embargo, Roxana Orrego, especialista en bioenergía y cambio climático del Ministerio de Agricultura, señaló a Tierramérica que, si bien la huella hídrica tiene que ver con la soberanía alimentaria del país, este asunto “no está siendo considerado” en su área.
“Es un criterio de (la Organización de las) Naciones Unidas pero no es algo efectivo en los países”, apuntó.
El acuífero de Ica es uno de los reservorios más importantes de aguas subterráneas de la costa peruana, pero se está secando y, si continúa a ese paso, en 2013 podría desaparecer, advirtió Bayer.
Los iqueños disponen de menos de 2.000 metros cúbicos de agua por persona, lo cual es considerado una situación de estrés hídrico.
Según un reporte del Instituto Geológico Minero y Metalúrgico elaborado entre 2006 y 2007, la carencia de agua en Ica ha llegado a “niveles críticos”.
La sobreexplotación del recurso se ha unido a los cambios del clima debido al derretimiento de los nevados de Huancavelica, región contigua a Ica, y que abastecen de agua a sus ríos principales.
Las precipitaciones llegaron con retraso esta vez. En lugar de empezar en octubre solo lo hicieron en enero, precisó el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú. Pero también el acumulado de lluvias de enero en el río Ica fue 77 por ciento inferior a lo normal.
“Hay que reforzar el enfoque ambiental en la agroindustria”, opinó Alberto Limo, funcionario del Ministerio del Ambiente, quien participó junto a otros expertos de una conferencia organizada por la Pontificia Universidad Católica del Perú sobre el tema.
Los especialistas señalaron como otro reto los proyectos de producción de biocombustibles, que también se promueven en la costa a partir de la caña de azúcar, otro cultivo que demanda agua en abundancia. Sin embargo, son impulsados como alternativa al cambio climático.
¿Qué salidas existen? Bayer propone que las seis empresas de exportaciones agrícolas más grandes de Ica dejen “de sembrar la mitad de sus tierras para ahorrar cerca de 75 millones de metros cúbicos de agua anualmente”.
El total de aguas superficiales usado por los 14.006 regantes en Ica es de 633 millones de metros cúbicos por año, lo que se extrae del subsuelo, mayormente por parte de las agroexportadoras, llega a 563 millones de metros cúbicos, mientras que la sobreexplotación del acuífero es de 311 millones de metros cúbicos, indicó Bayer.
Pero José Chlimper, presidente de Agrokasa, la más importante productora de espárragos de Ica, consideró “relativa” esta escasez hídrica. En una columna publicada en el diario local Correo, dijo que hay una campaña de desinformación “promovida por intereses ocultos”.
“Tanto la Junta de Riego de Río Seco como la de Ica y Villacurí están trabajando en programas de explotación responsables y en la formulación de un plan estratégico público-privado para reforzar la sostenibilidad del acuífero”, abundó Chlimper, quien insistió en que la clave está en el uso eficiente del agua. Las empresas de la zona prefieren el riego por goteo.
Bayer afirmó que “estas empresas nunca pagaron por las aguas subterráneas que bombean en sus pozos”.
“La nueva ley de Recursos Hídricos (de marzo de 2009) ahora exige una tarifa. En cambio, los pequeños productores que riegan con aguas superficiales siempre han pagado”, aseguró.
Limo, a su vez, informó que el gobierno de Alan García trabaja en un proyecto de caudales ecológicos para determinar la capacidad de uso de las cuencas hidrográficas.
Pero Laureano del Castillo señaló a Tierramérica que ese análisis debe hacerse en los consejos de cuenca, en el que deben participar por ley los diversos actores involucrados, pero que siguen sin crearse.