Perú: Día de la Tierra
"En su ya tradicional estilo de doble discurso, Alan García aprovechó la V Cumbre de Las Américas para lucir sus afanes de protector del medio ambiente solicitando a Obama que firme el Protocolo de Kioto. Pero ya en su país, se despoja de la máscara hipócrita para promover la venta indiscriminada de tierras amazónicas"
En su ya tradicional estilo de doble discurso, Alan García aprovechó la V Cumbre de Las Américas para lucir sus afanes de protector del medio ambiente solicitando a Obama que firme el Protocolo de Kioto, acuerdo internacional para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero ya en su país, se despoja de la máscara hipócrita para promover la venta indiscriminada de tierras amazónicas que por años fueron protegidas por sus pobladores originarios. “Más allá del medio ambiente está la responsabilidad hoy de invertir…”, dijo ayer en una inauguración en Ventanilla. Es así que con la “Ley de la Selva” el Perú alcanzó el récord de concesiones, 72% de la Amazonía, para la exploración y explotación de gas e hidrocarburos, con el aval cómplice del presidente de Perú-petro, quien extrañamente salió airoso del affaire de los petroaudios.
“La crisis la entiendo, sistémicamente,… es el parto de una nueva economía”, insistió dirigiéndose a los señores del gas, de las minas y de los hidrocarburos que se llevan sus dineros y dejan miseria y tierras baldías. La máquina infernal de la inversión que destruye la naturaleza ya puede vanagloriarse de contar con 18 lotes petroleros superpuestos a áreas naturales que, se supone, deben ser protegidas. Recursos naturales sobreexplotados y arrasados los ecosistemas, esa es la nueva economía del Dr. García y no las áreas protegidas que generan riquezas para los peruanos con el ecoturismo, como lo destacó el periodista Gregory Dicum del New York Time en su crónica “Out of the Desert and Into the Rain Forest”.
Los cuidados medioambientales de los inversionistas y el desarrollo sostenible de esas regiones son una farsa que solo existe por la ambición desmedida, la ignorancia y la desidia de los políticos y los sectores urbanos que, olvidados del síndrome Tarata, se creen libres de amenaza. Madre de Dios es un ejemplo de este perverso sino de progreso sembrado sobre tierras que otrora fueran un paraíso amazónico. Triste día para la Tierra.