País Vasco: Nueva publicación: "Plantas transgénicas. La amenaza del siglo XXI"


Prensa



Gara, País Vasco, 17-9-02
http://www.gara.net/orriak/P17092002/art32637.htm

Nueva publicación: "Plantas transgénicas. La amenaza del siglo XXI"



La matriz de este libro está constituida por las reflexiones recogidas en el Seminario de Rishikesk, donde se analizaron los retos que representa el uso de organismos genéticamente modificados para el mundo agrícola, los consumidores y la sociedad civil de las comunidades del hemisferio Sur. A modo de presentación, Andoni Ibarra aporta una «mirada desde el Norte». ­¿Son realmente una amenaza las plantas transgénicas? En sí mismas, las plantas transgénicas no son una amenaza. La amenaza proviene del modo como nosotros abordemos el desarrollo científico-tecnológico y en concreto la liberalización del comercio de las plantas de uso agrícola modificadas mediante técnicas de ingeniería genética. Los problemas que se derivan de las relaciones entre la sociedad, la naturaleza y el desarrollo tecnológico-científico son cada vez más complejos. Si tratamos de comprender esas relaciones como algo que puede reducirse a un conjunto de riesgos identificables y gestionables de manera simple, seguramente estaremos ante una gran amenaza.

­¿Y qué consecuencias puede tener la ingeniería genética aplicada a las plantas? Las consecuencias de los transgénicos son imprevisibles. Este es el nudo gordiano del problema. Esta amenaza está asociada al desconocimiento, la incertidumbre y la ignorancia sobre los efectos de estas nuevas tecnologías. Si abordamos estas cuestiones considerando que los riesgos de la introducción de nuevas tecnologías son predecibles y que pueden reducirse a una suma de beneficios y costos, seguramente nos veremos en un futuro con grandes problemas, derivados precisamente de no alcanzar a ver que esta tecnología introduce una nueva componente: la incertidumbre.

­¿Quiere decir que todavía existen muchas incógnitas?

Cuando digo incertidumbre quiero decir que desconocemos completamente cuáles son los beneficios y los costes a largo plazo de este tipo de tecnologías, porque son tecnologías que no sólo pueden evaluarse en el marco de un laboratorio sino que, una vez que pasan del laboratorio a escala natural, nos encontramos ante un mar de incógnitas. Por ejemplo, no sabemos lo que puede pasar con la polinización.

­¿Qué aconseja en esta situación de incertidumbre? Creo que deberíamos ser más humildes y reconocer, tanto los partidarios de estas tecnologías como quienes las rechazan, lo que en realidad tenemos delante. Apelar a la humildad en defensa de las opiniones de cada uno es una buena manera de comenzar la discusión.

­¿Existe unanimidad en el ámbito internacional a la hora de abordar esta cuestión? En Europa esta cuestión se ha asociado sobre todo a los presuntos riesgos que tiene para la salud de los consumidores, y creo que es una manera reduccionista de abordarla. En este libro, en cambio, se plantea el problema en un contexto más interesante, que tiene que ver con los peligros ecológicos o ambientales derivados de esta nueva tecnología. No se trata de negar que existe riesgo sanitario con la introducción de plantas transgénicas, que por supuesto existe, pero también puede haber riesgos sanitarios vinculados al cruce de propiedades bioquímicas entre especies. Este problema está más relacionado con la falta de control de los OMG que con el uso de una determinada variedad transgénica. En cambio, los riesgos ambientales o ecológicos pueden existir incluso en el caso de utilización de un único organismo transgénico.

­¿Y en Estados Unidos? En América dicen que no hay evidencias de que exista riesgo para la salud humana, y la decisión ha sido a favor de los cultivos transgénicos. En la UE ha sido en contra, justamente a partir de informes muy parecidos por parte de los expertos. Estos siempre llegan a la misma conclusión: no hay evidencia de riesgo. Claro que no hay evidencia de riesgo, el problema es que tampoco hay evidencia de seguridad.

­¿Qué otros aspectos habría que plantearse en el debate sobre la ingeniería genética? Creo que debemos plantearnos no sólo las repercusiones en la salud, sino también otras cuestiones, como quién puede pagar esa tecnología, qué capas de la población tendrán la capacidad para usarla en su beneficio, qué implicaciones tendrá en las economías, qué efectos tendrá sobre el sistema de explotación agraria, las exportaciones, las formas de vida tradicionales, etc. -

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