Obama no quiere transgénicos en su mesa: tampoco empleados de Monsanto
La familia del presidente estadounidense Barack Obama ha optado –sabiamente– por no exponerse a los alimentos genéticamente modificados, o sea que ha optado por consumir y aceptar solamente productos orgánicos en la Casa Blanca
Incluso han planificado la creación de una huerta orgánica en los campos del sur de la residencia presidencial, para plantar 55 clases de vegetales y hortalizas. No quieren alimentos transgénicos, rechazan el veneno en el plato familiar.
El Institute for Responsible Technology nos informa asimismo que en la sede londinense de la trasnacional Monsanto, una de las principales trasnacionales que imponen las semillas transgénicas en el mundo, muchos de los empleados se niegan a consumir las creaciones genéticamente modificadas de la compañía. Y exigieron al dueño de la cafetería de la sede de Monsanto en High Wyncombe, Inglaterra, que usase productos libres de transgénicos.
“En respuesta a lo pedido por nuestros clientes… hemos decidido remover, en la medida de lo posible, productos de soja y maíz genéticamente modificados de todos los alimentos servidos en nuestro restaurante… Hemos tomado estas medidas para asegurar que usted, el consumidor, puede tener confianza en la comida que servimos”, señala un comunicado del concesionario.
Un científico de Monsanto confió, asimismo, que sus colegas –que investigan la leche proveniente de vacas inyectadas con hormas de crecimiento bovino genéticamente modificadas– decidieron dejar de tomar leche, salvo que fuera orgánica.
Si el equipo de Obama está tan preocupado por la salud de la familia presidencial, debiera estarlo también por la salud de la población, expuesta a los alimentos genéticamente modificados puesto a diario en los platos de los ciudadanos de todo el mundo por transnacionales como Monsanto.
Obviamente los científicos de Monsanto están bien enterados de las males de los OGM... pero siguen permitiendo que millones de personas se envenenen a diario con ellos.