México: los campesinos de pie por la soberanía alimentaria

Por APM
Idioma Español
País México

Aseguran que el Nafta entre México y Estados Unidos y Canadá incrementó las importaciones mexicanas de maíz provenientes del Norte y elevó el precio de la tortilla y otros rubros de la canasta básica

El maíz, base de la alimentación y cultura mexicana, está en grave riesgo. La apertura ocasionada por el establecimiento de en 1995 del Northern American Free Trade Agreement (Nafta) puede modificar la comida típica mexicana y la producción agrícola del país que centra su producción en el maíz.

No obstante, no sólo la apertura de las fronteras a maíz y frijol, sino la pretensión de sembrar maíces transgénicos, la falta de control sobre los monopolios agroindustriales y el alza a la demanda de maíz en Estados Unidos para fabricar etanol amenazan la calidad, la cantidad y el precio de los maíces, pondría en jaque al campesinado mexicano.

En el país, cerca de 18,2 millones de toneladas de maíz son producidas en México en una superficie de 8,5 millones de hectáreas y aproximadamente 3,2 millones de agricultores viven del producto. Organizaciones campesinas denuncian que a partir de la entrada del Nafta a las importaciones del maíz proveniente de Estados Unidos fueron en aumento llegando a una tercera parte de la producción nacional (6 millones de toneladas). En 1994, se perdieron dos millones de empleos agropecuarios y, a cada año, migran a los Estados Unidos 300 mil personas originarias del sector rural.

Otra de las consecuencias que sufre el campo es la desnutrición y la anemia, situación que coloca a México en la más completa vulnerabilidad e inseguridad alimentaria.

Con el fin de defender la soberanía alimentaria, organizaciones campesinas el lunes pasado llamaron a la campaña “Sin maíz no hay país” que se extenderá hasta el 1 de enero de 2008. En el texto de la convocatoria señalan que la producción de alimentos se ha estancado y la dependencia alimentaría aumenta año a año, imponiéndose una lógica perversa, inhumana e irracional de exportar campesinos a los Estados Unidos e importar alimentos producidos en buena parte por dicha mano de obra, pagando por ellos más de 100 mil millones de pesos anuales en divisas.

Mediante diversas actividades que se realizaran en todo el territorio mexicano, la campaña buscará por un lado concientizar al Gobierno sobre los efectos negativos de las políticas privatizadoras en la economía popular; y por otro, reactivar el campo y promover la producción de alimentos orgánicos.

Además, intentará generar una matriz de opinión en todos los habitantes para que se aboquen a defender su derecho a la alimentación, y exigir respeto por el campo y valor a los productos que se cultivan.

Durante los seis meses que durará la campaña, se afianzará la siembra de ese cultivo, se participará en la Jornada Nacional de Movilizaciones por la Defensa por Soberanía Alimentaria, en la Reactivación del Campo Mexicano y también en el Presupuesto Rural 2008, del 12 al 20 de octubre.

Entre las medidas exigidas por los campesinos para ser adoptadas de forma urgente están: sacar al maíz y al frijol del Nafta; prohibir la siembra de maíz transgénico en México; aprobar el Derecho Constitucional a la Alimentación por la Cámara de Diputados y la Ley de Planeación para la Soberanía y Seguridad Agroalimentaria y Nutricional por la Cámara de Senadores; reconocer los derechos de los Pueblos originarios y proteger los territorios campesinos y sus recursos naturales estratégicos; promover que el maíz mexicano y las expresiones culturales que involucra se inscriban tan pronto como sea posible en la Lista de Patrimonio Oral e intangible de la Humanidad de la UNESCO.

APM, Internet, 26-06-07

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