México: ley foxista de bioseguridad, "más allá de la salud mental"
La búsqueda de patentes trasladó la investigación de las áreas de necesidades comunes a las de ganancias privadas
Fue el caso de la Universidad de California en Berkley, que canceló su división de control biológico de plagas "porque los patrocinadores corporativos prefieren cultivos trangénicos que puedan patentar y para los cuales diseñan plaguicidas comerciales", dice el informe a los propietarios del Tomales Bay Institute "El estados de los comunes" y que fue dado a conocer en la Conferencia Internacional sobre Ciudadanía y Comunes que se esta llevando a cabo en esta ciudad, organizada por la Fundación Heinrich Böll.
Las patentes también han afectado las semillas de cultivo, ya que en tiempos pasados los agricultores guardaban la cosecha de un año para plantar el siguiente ciclo, no obstante, "los gigantes del agronegocio, como Monsanto, quieren que eso termine", indica el informe.
Para adquirir las semillas de Monsanto, los agricultores están obligados a firmar un contrato en el cual prometen no guardar las semillas ni usar fertilizantes o plaguicidas que no sean los de Monsanto y tienen además que permitirle a la empresa inspeccionar sus campos en el momento que sea, explica el informe.
"El personal jurídico de Monsanto ha entablado más de 400 demandas en contra de campesinos que dicen han usado sus semillas sin pagarles".
De risa
En el caso de México, en opinión de Pat Mooney, de ETC Group Canadá, participante en el segundo día de la Conferencia Ciudadanía y Comunes, la legislación sobre Bioseguridad que adoptó la administración de Vicente Fox "parece ser simplemente absurda, esta más allá de la lógica científica y la credibilidad, ya que no podría dar protección de ningún tipo a la diversidad del maíz aquí en México".
Durante la mesa "Implicaciones de la clasificación de los comunes para la definición de propuestas políticas para su manejo, al nivel de acceso, protección y beneficio", señaló que no hay ninguna defensa a los granjeros o a los campesinos y tampoco les da ninguna opción de protegerse a través de leyes nacionales.
"Cuando el proyecto se discutió en Brasil en marzo de este año en la Conferencia Internacional sobre las partes involucradas con el protocolo de Cartagena, se reían en los pasillo de esta legislación y del alcance que se le daba a la contaminación, pues estaba mas allá de la salud mental y ningún científico podía defender esto, era como si el gobierno se estuviera burlando de las preocupaciones de los campesinos".
Sin embargo, Mooney reconoció que en nuestro país los campesinos y granjeros se están defendiendo a través del intercambio de plasma de los gérmenes. Están desarrollando además su propia tecnología de los plantíos para asegurar que no se expongan a la contaminación.
No obstante y a pesar del trabajo que están llevando a cabo las comunidades agrícolas, la comunidad internacional considera que en este sexenio, se va a sostener la ley existente, finalizó.