México: la LBOGM, aún con mucha polémica
Expertos aseguran que hay un conocimiento insuficiente para la liberación de los organismos genéticamente modificados. Para Alejandro Nadal, el reglamento está redactado para dar la impresión engañosa de que la liberación de cultivos transgénicos es algo controlado
El 15 de febrero de 2005, escribían los reporteros de la Jornada Victor Ballinas y Andrea Becerril “Pese a que reconoció que se trata de una legislación deficiente, que no protege la salud de los mexicanos y beneficia a las trasnacionales, el Senado de la República aprobó ayer la Ley de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados(LBOGM)”
En aquella ocasión la ley se aprobó en lo general con 87 votos en favor, 16 en contra y seis abstenciones, pero se reservaron para discutir varios artículos para más adelante, ahora bien, a tres años siguen las mismas deficiencias, por las cuales muchos sectores se han pronunciado en su contra, otros sin embargo la desconocen completamente.
Hay investigadores preocupados por este tema como la Doctora Elena Álvarez Buylla Roces del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien afirma que hay un conocimiento insuficiente para la liberación de los organismos genéticamente modificados, una incertidumbre científica, esto en cuanto a las limitaciones de la tecnología y los riesgos no concebidos.
Por su parte otro estudioso, el doctor José Antonio Serratos Hernández, Profesor de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México ha mencionado que en realidad no se ha hecho una investigación a fondo para ver cual es la situación actual de los cultivos, pues no se saben las condiciones de dispersión de la semilla transgénica, para él, esto es una señal de alerta para las autoridades.
Para otros investigadores del tema, más que un problema de salud o ambiente, es una cuestión jurídica, esto por la ley de propiedad industrial, es decir, la patente de la semilla puede cobrarse al productor por ser utilizada en su cultivo sin siquiera saberlo, por ello se debe aplicar un esquema jurídico, en primera para salvaguardar al cultivo, y en segunda para proteger al productor, sin embargo se carece totalmente de un diseño adecuado de leyes para lograr esta protección.
Así lo deja ver el abogado y economista Alejandro Nadal perteneciente al Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, CEESP y a la Unión de Conservación Mundial, quien analiza la ley de bioseguridad desde una perspectiva legal.
Nadal encuentra serias contradicciones pues asegura que la ley de bioseguridad no puede ser al mismo tiempo reguladora y promotora de la biotecnología, pues esta última debe someterse, como todas las disciplinas científicas, a la ley de ciencia y tecnología que determina los mecanismos de fomento científico.
El planteamiento que desvirtúa un marco regulatorio serio y responsable, según Nadal, es el hecho de que la LBOGM no puede regular el riesgo que entrañan los OGMs y al mismo tiempo establecerlos como objeto de fomento por parte del Estado favoreciendo su proliferación.
El especialista ubica los errores de la ley de bioseguridad, por ejemplo el de las zonas restringidas, una de ellas, por ejemplo los Centros de origen y de diversidad genética, sin embargo menciona el apasionado por el Derecho que este capítulo es insuficiente y engañoso; insuficiente pues no establece un régimen de protección adecuado y engañoso porque no es posible delimitar los centros de origen.
Alejandro Nadal hace énfasis en el capítulo de “Responsabilidad y reparación de daños”, donde encontró: “Cualquiera q manipule OGMs y cause daños podrá liberarse de toda responsabilidad con sólo demostrar que no hizo uso indebido de los organismos”, por lo cual él se pregunta “¿pero quién entonces es el responsable?”
Así, para Nadal, el reglamento está redactado para dar la impresión engañosa de que la liberación de cultivos transgénicos es algo controlado, sin embargo para él a través de sus análisis legales y económicos y de las investigaciones de muchos compañeros científicos sigue resultando un peligro, pues la Ley de Bioseguridad, carece de eso, “de seguridad”