México: huyen familias de Petatlán, tras ataques y asesinatos de ecologistas
Hay persecución porque afectamos los intereses económicos de los caciques
madereros: vecinos. Comisario municipal y líder ambientalista piden frenar la violencia causada por injusticia e impunidad
Banco Nuevo, Municipio de Petatlán. Las emboscadas y asesinatos contra líderes de la Organización Ecologista de la Sierra de Petatlán (OESP) están obligando a las 20 familias que habitaban este poblado a dejar el lugar. Cinco ya se fueron, incluyendo la de Albertano Peñaloza Domínguez.
Después de enterrar en el patio de su casa a sus dos hijos, Adatuel, de 11 años y Armando, de 19, despedazados por una lluvia de balas de rifles AK-47 y R-15, Peñaloza Domínguez dejó Banco Nuevo el viernes pasado, y se fue a Acapulco con su mujer y sus vástagos sobrevivientes, a curarse de las heridas que recibió en la emboscada que sufrió la noche del jueves 19 de mayo, en la que participaron al menos cinco tiradores. El gobierno estatal le prometió no hacer efectivas las órdenes de captura que tiene en su contra.
Dicen quienes conocen a Albertano que éste se "trastornó" ante la tragedia, por lo cual no aceptó que sus retoños fueran sepultados en un panteón.
El hogar de Albertano es una gran cabaña de madera y láminas a la que se llega cruzando un puente colgante sobre el río cristalino. Dos perros cuidan el lugar abandonado, situación que parecen desmentir los jardines llenos de rosas. La camioneta que recibió una lluvia de plomo y fuego, perforada por las balas, quedó en medio del patio. Al frente de la casa, al otro lado del arroyo -desde donde se ve el lugar de la emboscada-, hay una decena de vacas que dormitan.
Aunque en Banco Nuevo viven los lideres más buscados por los paramilitares financiados por los caciques Bernardino Bautista Valle y Faustino Sánchez Rodríguez, así como por el presidente de la Asociación Ganadera Estatal, Rogaciano Alva Alvarez, existen otros pueblos afectados por la violencia, como El Rincón del Refugio.
Roberto Cabrera Torres, vecino de este último pueblo es primo hermano de los tres jóvenes detenidos por el Ejército un día después de la emboscada. Dijo que la agresión fue perpetrada por "gente sin conciencia, de quien más o menos tenemos idea".
Cabrera Torres, al igual que sus primos Rodolfo y Palemón Cabrera González y Germán Cabrera Mederos, enfrenta orden de aprehensión. De hecho, es el único miembro de la familia Cabrera que está libre; los demás se hallan presos o muertos, señaló, luego de recordar el escenario cuando fue a rescatar a Albertano, minutos después de la balacera. "Al niño le destrozaron la cabeza", dijo.
Añadió que sus primos pretendieron ayudar a Albertano. Reconoció que sí los "agarraron con armas", pero tenían la intención de "sacar al compañero", pues "tenemos órdenes de aprehensión falsas y de alguna manera quisieran matar a los compañeros que les estorban, que le hacen frente en la defensa del ambiente".
El comisario municipal, Elio Martínez Mateos, levantó un acta de los hechos el 20 de mayo, dado que el Ministerio Público llegó tres días después a Banco Nuevo, porque la Policía Ministerial se negó a acudir.
En su documento acotó que en el paraje conocido como Rancho El Vigía, a unos 700 metros del poblado donde ocurrió la emboscada contra cinco miembros de la familia Peñaloza, "el pueblo y sus habitantes, temerosos de una nueva agresión en masa, se trasladan al lugar de los hechos, recogen a los muertos y tramitan el ingreso de los heridos" a su clínica, con piso de tierra y sin medicamentos.
Según Cabrera Torres, los "autores de la emboscada" pretendieron "matar a más compañeros, porque justamente ese día apareció una lumbre, al otro día de que estaban muertos los compañeros. Intencionalmente alguien la prende para que vayan los ecologistas, a los que no quiere mucha gente, a apagar el incendio, porque cuando vamos, ahí nos matan".
Sostuvo que no se intentó "matar nada más a Albertano, a Jesús, Servando y Marcial Bautista, de Banco Nuevo; también a los compañeros de El Rincón. Así lo han hecho, por eso los compañeros tienen miedo de ir a apagar el fuego cuando intencionalmente prenden el bosque. Porque hay persecución y sinceramente todos estamos conscientes, seguros, de que es porque afectamos los intereses económicos de los caciques madereros para que no exploten el bosque".
El viernes anterior llegaron a la comunidad 14 policías estatales, incluso dos comandantes, cuya sede es la casa abandonada de un vecino que huyó de la violencia.
La gente del caserío desconfía de la policía, "porque siempre nos han tratado mal", indicó el comisario municipal Martínez Mateos, quien pidió que concluya el conflicto entre caciques y ecologistas: "es un grito, casi un llanto. No es bueno que a un lugar que cuida la ecología se le olvide".
A su vez el representante legal de la OESP, Pedro Rojas Félix aseguró que injusticia e impunidad han sido las causas de la violencia reciente.