México: defensores del maíz radicalizan su postura
Agrupación de agricultores indígenas emite manifiesto que expresa su lucha, rechazan tajantemente el ingreso de transgénicos; el acuerdo CNC-Monsanto, "una traición"
La guerra del maíz es ya "cuerpo a cuerpo" en las comunidades indígenas, donde no se permitirá que las trasnacionales accedan con sus semillas transgénicas, asentaron integrantes de la Red en Defensa del Maíz, y advirtieron que defenderán el grano para el consumo humano.
Al dar a conocer la declaración Defensa territorial del maíz nativo en México, autoridades de comunidades indígenas huichola, rarámuri, nahua, ñañú, totonaca, zapoteca, entre otras, destacaron que su determinación es defender la autonomía alimentaria de los pueblos indígenas. "Estamos en un momento difícil de la historia, en el que las autoridades y las trasnacionales presionan para que las semillas de maíz transgénico predominen en nuestras parcelas, pero se enfrentarán con la resistencia de nuestra conciencia campesina", acotaron.
"Atacar al maíz originario es declarar la guerra a las comunidades indígenas", consideró Alvaro Salgado, del Centro Nacional de Apoyo a las Misiones Indígenas (Cenami), y por eso hizo un llamado a las autoridades y a los habitantes de las ciudades a comprender las señales de diálogo de las comunidades indígenas; "saben que están en condiciones difíciles pero también tienen claro quiénes están en su contra".
En la declaración, las comunidades indígenas de la Red en Defensa del Maíz destacaron que hace cuatro años, a partir de que el gobierno negó la contaminación de maíces criollos con semillas transgénicas en Oaxaca, vieron que la pretensión de las autoridades es "someternos al imperio del mercado, con reformas, leyes y programas que privatizan la tierra, el agua y los bosques; dividen a las comunidades y permiten el saqueo de nuestros recursos naturales y saberes. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte es un ataque directo contra la economía de los agricultores mexicanos y le abrió la puerta al maíz transgénico, que contaminó muchas regiones maiceras del país".
Ahora, abundaron, "sabemos que viene un ataque nuevo y más agresivo contra nosotros: quieren abrir el campo de América Latina a la invasión transgénica para expandir la agricultura comercial de mucha producción y devastación, promover los agrocombustibles para llenar los tanques de los automóviles aunque esto signifique que las comunidades dejemos de comer y vivir del maíz".
Los indígenas, apoyados por 20 organizaciones de la sociedad civil, entre ellas de Brasil y de Perú, así como de Vía Campesina, rechazaron las leyes que permiten la siembra de transgénicos y de producción de agrocombustibles, las cuales benefician únicamente a las grandes industrias, "convierten los cultivos en máquinas y a los campesinos en trabajadores asalariados". Se pronunciaron en contra del acuerdo que firmó la Confederación Nacional Campesina con Monsanto, al que calificaron como "una traición a los campesinos".
Eutimio Díaz Bautista, del pueblo huichol de Teponahuaxtlán, Jalisco, afirmó que en este nuevo intento por vulnerar los elementos vitales de la vida indígena -agua, tierra y maíz- "nos mantendremos en resistencia y continuaremos nuestro trabajo milenario de cuidar nuestras semillas y territorios, tanto como nuestras asambleas y costumbres".