México debe actuar para que su maíz no se contamine con transgénicos
Major Goodman descarta que los granos modificados terminen con el hambre, es un pésimo negocio producir etanol a base de ese alimento, afirma en un seminario
El gobierno mexicano debe utilizar todas las vías diplomáticas posibles ante Estados Unidos para garantizar que las semillas transgénicas utilizadas en su territorio no penetren a México, recomendó el científico estadunidense Major Goodman, y sostuvo que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte es el enemigo más peligroso para los campesinos que destinan sus parcelas a la siembra de maíz, por las importaciones del grano que se realizan con dumping.
"El gobierno mexicano debería negociar con el de Estados Unidos para que deje de utilizarse al maíz como un biorreactor, porque se pueden generar efectos tóxicos. No hay que olvidar que la planta se poliniza con el viento y que ese tipo de cambios pueden contaminar al maíz destinado al consumo humano. Ninguna barda puede impedir la polinización más allá de las fronteras", dijo en conferencia de prensa luego de participar en el seminario Conservación de la diversidad del maíz en México, organizado por la asociación civil Fomento Cultural y Educativo.
Goodman, integrante de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, desmintió que el maíz genéticamente modificado sea la respuesta para terminar con el hambre en el mundo, como lo difunden empresas como Monsanto, Dupont y Pioneer. En caso de que México esté interesado en la producción y siembra de maíces transgénicos, son sus científicos los que deben desarrollar esas semillas, pero esos granos debe tener la capacidad de desarrollarse en suelos salinizados, que sean resistentes a los cambios climáticos y a la sequía, por ejemplo.
Consideró que el uso del maíz para la obtención de etanol es "un mal negocio", porque su costo es muy elevado. La decisión del gobierno de Estados Unidos de utilizar el grano para elaborar dicho biocombustible ha traído el aumento en el precio del grano en el mercado internacional y es posible que deje de tener excedentes para exportar a México o que los volúmenes disminuyan, lo que ha provocado un incremento del alimento en el mercado mexicano. Lo positivo, consideró, es que habrá menos importaciones de maíces transgénicos y, por tanto, disminuye el riesgo de contaminación de las razas mexicanas.
Descartó la posibilidad de que grandes empresas realicen "piratería" con maíces híbridos mexicanos. "Eso no me preocupa, porque los experimentos realizados para tratar de adaptar variedades cultivadas en zonas de clima tropical al clima frío de Estados Unidos no han sido exitosos, por el momento no se está incorporando germoplasma de otros lugares al maíz estadunidense".
Sin embargo, insistió en que el gobierno mexicano debe ser cuidadoso en admitir la siembra de maíces genéticamente modificados, y sólo cuando tenga la certeza de los beneficios alimenticios o farmacéuticos evaluar si los acepta, ya que lo más importante es la preservación de las razas y variedades del maíz.
Al respecto, el investigador del Colegio de Posgraduados, Fernando Castillo, comentó que no hay estudios suficientes en torno a las variedades del grano que se utilizan para pozol, pinole, tamales, entre otros alimentos. También alertó en torno a la incapacidad para mejorar naturalmente la semilla debido a la alta migración de los habitantes de las zonas rurales, ese es un factor social con consecuencias aún no evaluadas para la siembra y producción de maíz.