México: actuar contra monopolios que controlan el maíz, pide Luján
Establecer un ''tope'' al precio de la tortilla no es suficiente, es una medida tibia que nada resuelve, porque hay que ir directamente contra los monopolios que controlan el mercado del maíz en México, planteó ayer Bertha Luján, secretaria del Trabajo del ''gobierno legítimo'' de Andrés Manuel López Obrador
Al intervenir en un mitin frente a la Secretaría de Hacienda, Luján estableció que el incremento al precio de este producto básico tiene un ''impacto devastador'' en la economía popular, ya que se estima que 50 por ciento de las calorías de la dieta del mexicano proviene de la tortilla, y con un minisalario sólo alcanza para comprar 4 kilogramos de este alimento, cuando hace 20 años con esta remuneración se podían adquirir 27 kilos.
Planteó además que el brutal incremento al precio de la tortilla es producto de la especulación y manipulación del precio del maíz, ''instrumentadas por los tres monopolios que acaparan el mercado nacional desde tiempos de los gobiernos de Salinas y Zedillo: la filial Cargill México, la empresa trasnacional que comercializa la mayor parte de los granos básicos en el mundo, Maseca y Minsa''.
Es un hecho público que Cargill compró el año pasado en mil 500 pesos la tonelada de maíz correspondiente a la cosecha primavera-verano y la está vendiendo hoy al doble; ni el incremento de insumos para la producción, ni el alza del precio a nivel internacional justifican el aumento del precio del maíz y la tortilla, sin embargo, las autoridades no hacen nada contra esta empresa y tendrían razones suficientes, no sólo para sancionarla, sino inclusive para impedir su operación por prácticas monopólicas en el mercado interno, dijo Bertha Luján.
Explicó que el excesivo incremento que tuvo la tortilla se suma a los que registraron diversos productos y servicios de la canasta básica, como el huevo, que tuvo un aumento de hasta 50 por ciento; la carne de res y el pollo, entre 20 y 30; la leche, las verduras y muchos otros que es difícil enumerar, por lo que quedó totalmente nulificado el ridículo aumento de 3.9 por ciento a los salarios mínimos, que significó un ajuste real de un peso 90 centavos, así como los que se están dando a los salarios profesionales y contractuales.