México: TLCAN menos, por Laura Carlsen

En su primera aparición pública después de seis semanas de convalecencia, el presidente de México, Vicente Fox, anunció con bombo que la fase actual del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ya terminó y que México, Estados Unidos y Canadá se embarcarán en junio en las negociaciones tendientes a la "nueva fase del TLCAN"

Lo que ha dado por llamarse "TLCAN plus" incluiría, según Fox, "más desarrollo, más comercio y más integración".

Esta declaración causó confusión inmediata entre los otros signatarios del acuerdo e incluso entre gente del gabinete de Fox. Los funcionarios canadienses dijeron a la prensa mexicana: "No sabemos a qué se refiere" e informaron que le habían pedido al gobierno mexicano que clarificara. En la reunión programada para junio se plantea, de hecho, abordar la participación del sector privado en el desarrollo, con Canadá como observador y no contempla un plan tan grandioso en el programa. Es más, Estados Unidos y Canadá han reiterado su posición de no renegociar parte alguna del TLCAN y ninguno de los dos ha mostrado entusiasmo con el plan "TLCAN plus" de Fox.

Impávido, el gabinete de Fox se puso a trabajar de inmediato para elaborar políticas que concordaran con las declaraciones de prensa y dos días después el secretario de Economía develó intenciones de buscar una integración al estilo "Unión europea" para América del Norte, incluida una moneda común, y acuerdos de libre tránsito e inmigración.

El plan de un TLCAN plus es impulsado por México precisamente en un momento en que grupos de la sociedad civil presionan para bajarle el perfil al TLCAN. El enorme movimiento de agricultores de los últimos seis meses demandó la renegociación del capítulo agropecuario del TLCAN, y pese a firmar un acuerdo que no incluye reabrir el tratado de libre comercio, muchas organizaciones continúan insistiendo en cambios importantes. Lo que los agricultores quieren, por encima de todo, es excluir el maíz y el frijol, los cuales tendrán aranceles cero hacia el año 2008. Su argumento es que la reducción arancelaria en estos cultivos básicos allana el camino para importaciones masivas que van en detrimento de los pequeños productores y de la soberanía alimentaria nacional.

Los agricultores mexicanos no son los únicos en impulsar la revaloración del acuerdo. Muchas e importantes organizaciones de agricultores canadienses y estadunidenses siguen con la esperanza de sacar ventaja de la exigencia mexicana de reabrir el tratado, debido a los daños que tiene sobre las granjas pequeñas y medianas de esos dos países.

Además de la liberalización del comercio, las organizaciones ciudadanas han apuntado que el problema no es que otras cláusulas del TLCAN se queden cortas sino que van demasiado lejos. El alcance del capítulo 11, que protege a los inversionistas extranjeros, empieza a recibir ataques, especialmente después de que México se vio obligado a pagar 15 millones de dólares a Metalclad, firma estadunidense, cuando su proyecto de tiradero tóxico fue cancelado por las autoridades mexicanas después de las protestas por los riesgos ambientales que implican. Pese a que la firma nunca obtuvo un permiso local ni limpió el sitio, un panel del TLCAN falló a favor de que el gobierno mexicano compensara a la firma por su inversión.

El intento de incluir aspectos sociales más amplios en el TLCAN tampoco se lleva bien con un TLCAN plus. Los acuerdos colaterales de trabajo y medio ambiente ya probaron ser un foro muy endeble para resolver los serios problemas que surgen de una integración económica en aumento, y ambos acuerdos están estructural y prácticamente subordinados a la programación de inversiones y comercio del tratado principal.

Al proponer un TLCAN plus, Fox parece asumir ingenuamente que por haber concedido un acuerdo de libre comercio ampliamente inequitativo con sus vecinos del norte, México ya ingresó "al club", y como tal puede esperar un trato privilegiado en otros aspectos. Esta suposición no se sostiene, como lo evidencian las pláticas migratorias empantanadas, las barreras no arancelarias a los productos mexicanos y el asalto masivo de bienes estadunidenses subsidiados y de competencia desleal en el mercado mexicano. Por otro lado, es claro que Washington sí espera que sus socios de comercio accedan a los intereses estadunidenses y amonestaron severamente a Canadá y México por no respaldar la guerra en Irak.

Una segunda noción errónea en la propuesta de un TLCAN plus es que los acuerdos de comercio regionales son el mejor espacio para resolver asuntos no comerciales entre naciones vecinas. Los grupos bien intencionados que buscan abordar la crisis migratoria entre Estados Unidos y México sugieren que concibiendo la migración laboral en términos de integración económica, Estados Unidos podría tomarla más en serio. Pero hay algo de aterrador en reformular la tragedia humana de la frontera en términos de "racionalizar los flujos laborales". La urgente reforma migratoria en Estados Unidos es fundamentalmente un asunto de decencia humana entre vecinos más que un factor de integración económica.

Ni el gobierno de Estados Unidos ni el de Canadá están cerca, para nada, de acceder a un TLCAN plus. Además, los intentos por resolver todos los aspectos bilaterales dentro del contexto de tratados de libre comercio, distorsionan los problemas sociales reales que son la raíz de estos aspectos.

En vez de un TLCAN plus, lo que México necesita es un TLCAN menos. Tal renegociación reconocería la necesidad de que el país estableciera políticas orientadas hacia el desarrollo nacional, aun si esto implicara medidas temporales de protección. Sería reconocer las asimetrías y dejar de lado la ilusión de que el libre comercio, automáticamente, cerrará los huecos de desarrollo y elevará el bienestar público. Haría que las decisiones en aspectos tan cruciales como migración o recursos naturales no obedecieran a modelos macroeconómicos, y las situaría en el contexto de construir una nación fuerte y soberana.

La integración económica creciente ha expandido el comercio internacional pero no ha conducido a mejores niveles en la vida de los mexicanos. El Comité Técnico sobre la Pobreza, del propio Fox acaba de publicar un estudio que muestra que apenas uno de cada cinco hogares mexicanos recibe el ingreso suficiente para cubrir el costo de la canasta básica--el estándar mínimo de sobrevivencia familiar. En un contexto así, un TLCAN menos, junto con la posibilidad de hundir el Área de Libre Comercio de las Américas, será una ganancia, no una pérdida.

Fuente: Americas Program, Interhemispheric Resource Center (IRC) www.americaspolicy.org

OneWorld América Latina, Internet, 12-6-03

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