MAG se opone a cantones libres de transgénicos en Costa Rica

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El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), rechazó las decisiones de varias municipalidades de Costa Rica de declarar sus territorios ecológicos y libres de transgénicos, porque supuestamente ese tema no les compete y el acuerdo es ilegal

Con su decisión, Moravia se sumó a las municipalidades de Nicoya, Santa Cruz y Abangares en Guanacaste, así como San Isidro de Heredia, Paraíso de Cartago y Talamanca de Limón, que ya hicieron una declaración similar.

Estas declaratorias de cantones ecológicos y libres de transgénicos se contrapone a los intereses de transnacionales, que mantienen laboratorios y terrenos para reproducción de semillas, en diversas comunidades de las siete provincias de Costa Rica.

Una nota del 6 de marzo, del Jefe del programa de Biotecnología, del Servicio Fitosanitario del Estados (SFE), del MAG, Alex May Montero, le indicó a la Municipalidad de Moravia que están violando leyes nacionales con esa decisión.

En la misma indica que “en relación con las atribuciones de los Concejos municipales recordemos que son soberanos en el territorio de su cantón, y por consiguiente pueden emitir acuerdos en relación a su cantón, siempre y cuando esos acuerdos no se contrapongan a otras legislaciones, en este caso el acuerdo que se emita contrario a la legislación vigente es absolutamente nulo”.

A la municipalidad de Moravia les recordó el acuerdo enviado en junio del 2008 al gobierno local de Abangares que “violenta lo tutelado en la Ley de Protección Fitosanitaria y sus reglamentos, por lo que es criterio de esta asesoría que dicho acuerdo es absolutamente nulo”.

“La Ley 7664, Ley de Protección Fitosanitaria, establece en el artículo S inciso q) que el Ministerio de Agricultura y Ganadería a través del Servicio Fitosanitario del Estado, es el encargado de regular en el área de la Fitoprotección la importación, exportación, investigación, experimentación, movilización, multiplicación, producción industrial, comercialización y el uso de materiales transgénicos y otros organismos genéticamente modificados para uso agrícola o sus productos”, recordó el MAG.

En la justificación de la moción, el Alcalde de Moravia, Edgar Vargas, justificó que “nuestro cantón se encuentra ubicado en una región del Valle Central que goza de un agradable clima y fértiles tierras.

Estas particularidades hicieron que Moravia se formara como un pueblo netamente de agricultores, comprometidos a trabajar la tierra. Lo cual fue el paso que, antiguamente propició el progreso del Cantón. Nuestros agricultores han demostrado sabiamente a través de cientos de años, que se puede producir sin necesidad de recurrir a semillas que hayan sido sometidas a algún tipo de modificación genética, (semillas transgénicas)”.

Añadió que la semilla de achiote (Bixa Orellana) “ocupa un lugar importante dentro de la memoria histórica de nuestros ancestros”, y precisamente por ello Moravia es conocida corno el "pueblo de los achioteros".

Moravia además cuenta con una impresionante biodiversidad, ejemplo de lo anterior es que una parte de nuestro cantón constituye el Parque Nacional Braulio Carrillo, el cual se quiere proteger para el disfrute de las futuras generaciones.

“Esta Municipalidad se compromete a impulsar la agricultura orgánica, las buenas prácticas ambientales, los sistemas de producción limpios, el manejo eficiente de los desechos sólidos, el turismo responsable y sostenible, la protección de los bosques, los cuerpos de agua y la fauna silvestre. Lo anterior en concordancia con la defensa de un ambiente sano, la salud pública y el bienestar del pueblo Moraviano”, dice la declaratoria del cantón.

“Por tanto se acuerda: Declarar a Moravia cantón ecológico y libre de transgénicos, y de la misma manera, que se declare el día 15 de mayo de cada año como "Día del achiote (Bixa Orellana)" en Moravia, pues esta semilla es parte de la identidad y la memoria histórica del pueblo Moraviano que se deben rescatar. Esta fecha se celebrará anualmente con una feria cantonal, que será un medio para difundir y recuperar las prácticas culturales relacionadas a esta semilla”.

Presiones

Desde el 2005 y hasta hoy, investigadores y asesores políticos de los Estados Unidos, pagados por empresas transnacionales de biotecnología han hecho “lobby” o cabildeo o han ejercido presión en Costa Rica para propiciar un ambiente positivo a la siembra de semillas transgénicas para la exportación.

Además, para garantizar la producción de estas semillas, las transnacionales participaron con fuerza en la campaña a favor del Tratado de Libre Comercio (TLC), con los Estados Unidos para asegurar su actividad.

Asimismo, dejaron por fuera toda posibilidad de que representantes de la sociedad civil en el estatal Registro Fitosanitario del Estados (FISE), tengan acceso a la información sobre Organismos Genéticamente Modificados (OGM), mediante un voto de la Sala Constitucional.

La investigadora alemana Ute Sprenger, junto con científicos costarricenses, en su estudio "La contaminación oculta: Semilla transgénica, bioseguridad e intervenciones de la sociedad civil en Costa Rica", da a conocer el considerable grado de influencia de los promotores de la biotecnología en Costa Rica, que se ha hecho cada vez más visible en los últimos años.

Sprenger dice que llama la atención, la presencia desde 2005 de investigadores y asesores políticos estadounidenses en el país, los cuales crearon el ambiente propicio para la ingeniería genética en los círculos de científicos, políticos y en los medios de comunicación.

"Las campañas publicitarias tuvieron el esperado efecto entre los medios, que por lo general conocen poco el tema: allí se divulgan crecientemente noticias e historias afirmativas del mundo de la biotecnología", precisa.

Así, uno de los diarios más importante del país, aliado de las tesis neoliberales, publicó en junio del 2005 una entrevista con un investigador estadounidense, quien en su visita relámpago comunicaba el mensaje de que las plantas transgénicas son idóneas para el cultivo orgánico, dado que requieren de menores cantidades de plaguicidas.

Sprenger descubrió que pocos meses después, una asesora agrícola del Departamento de Estado estadounidense visitó el país con el fin de comunicar la posición de Estados Unidos sobre la biotecnología en la agricultura, información difundida profusamente por los diarios de la misma empresa.

A comienzos del 2006, una ilustre ronda bajo tutela del Ministerio de Agricultura de Estados Unidos, la embajada estadounidense en San José y la Fundación CR-USA, invitó a un foro con el título "Cultivos mejorados genéticamente y seguridad biológica: Oportunidades para países en desarrollo".

Los expositores provenían mayormente de las filas de promotores de tecnología genética nacional e internacional. También en este caso, los medios transmitían extensamente y sin cuestionamiento, las promesas de la moderna biotecnología.

Bioseguridad

Más allá de lo anterior, las empresas semilleras ejercen presión sobre las instituciones nacionales. De esta forma, la multinacional D&PL Semillas logró conseguir que desde septiembre de 2005, las dos personas representantes de la sociedad civil recién aceptados en la Comisión Técnica de Bioseguridad, no obtuvieran ningún acceso a sus solicitudes para importaciones y siembras de cultivos transgénicos.

Para ello, en agosto de 2005, el director comercial costarricense de D&PL, se justificó mediante un abogado, ante la Dirección de la Autoridad de Fitoprotección del Estado (SFE), diciendo que consideraba parcializadas a estas dos personas.

Sprenger revela que en el SFE, se encontraban en ese momento dos nuevas solicitudes presentadas por D&PL para la liberación de algodón transgénico. El líder del mercado de semillas de algodón mundial Delta & Pine Land pertenece a la transnacional agrobiotecnológica Monsanto desde el año 2007.

Por otra parte, reveló que en el año 2005, la cosecha de algodón de los agricultores estadounidenses se basaba ya en un 79% de semilla transgénica.

Como es de suponer, una porción no despreciable de esta semilla es producida en Costa Rica a través de D&PL, el líder del mercado en semilla de algodón. En el año 2003, la empresa realizaba operaciones de reproducción ya en un 60% de las áreas de cultivo transgénico del país.

También el aumento masivo del área de reproducción de semilla de algodón entre 2003 y 2005 de 609 a 1.411 hectáreas, fue principalmente por cuenta de D&PL Semillas. En el período de cultivo 2004-2005, 1.119 ha fueron cultivadas tan solo por esta empresa (Registro de Cultivo transgénico SFE-MAG, 2003-2005). Así, en todo caso, hay varios indicios de que la empresa, cooperante estrecha del Ministerio de Agricultura de Estados Unidos, se preparó en Costa Rica a partir del 2006, para la futura conquista del mercado chino, con algodón transgénico estadounidense subvencionado estatalmente.

En vista de esta expansión en el mercado mundial, lógicamente las interferencias en la reproducción de semilla en Costa Rica son extraordinariamente perjudiciales para el negocio.

Por consiguiente, era necesario impedir que continuaran las molestias por cuestionamientos críticos. D&PL Semillas entretanto, se anticipó exitosamente a una posible limitación de la economía algodonera estadounidense por parte de agrupaciones costarricenses, que podrían atrasar el proceso de aprobación de semilla transgénica y con ello el cultivo en Estados Unidos.

Otra sospecha en este contexto, que no obstante parece casi indudable, tiene que ver con el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Debido a que los temas agrícolas tienen un papel esencial en el TLC, el conflicto sobre la política de autorizaciones, también podría trasladarse a la lucha contra la ratificación del tratado, pues en este se pretende asegurar a empresas extranjeras en los países de Centroamérica, derechos que sobrepasan los derechos constitucionales.

Si fuera acertada la sospecha de que D&PL Semillas y la USDA confabularon en la intervención contra la decisión soberana del Estado costarricense de ampliar la Comisión de Bioseguridad con representantes de la sociedad civil, no se podría descartar que la oficina costarricense de permisos para OGM, junto con su asociada Comisión para la Bioseguridad, efectivamente cedió a la influencia del poderoso cabildeo pro-TLC en el país.

Con el inicio de la reproducción de soya transgénica, a partir de 1991, se marcó en Costa Rica el rumbo para el desarrollo de este país en vías de industrialización, como fuente de semilla por contrato de los consorcios transnacionales de agrobiotecnología.

Entre las primeras empresas influyentes que habían establecido sus actividades de reproducción, se encontraban Monsanto de los EE.UU. y Bayer de Alemania.

En los años pioneros de la era de tecnología genética agrícola, estas transnacionales requerían materia prima en cantidad para la penetración del mercado con el fruto oleaginoso de la soya transgénica y Costa Rica, con su clima favorable y su tranquila situación política, ofrecía las mejores condiciones para una reproducción sin obstáculos.

Mientras que en Estados Unidos y algunas partes de Europa ya comenzaban a formarse voces críticas desde mediados de los años 80, y desde 1996 iniciaron las protestas de consumidores y ambientalistas europeos contra las primeras llegadas de soya transgénica sin identificación, en Costa Rica las empresas no tenía por qué temer una situación similar.

Más información en:
RAP-AL
Nuestro País

Nuestro País, Internet, 8-4-09

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