Los riesgos de la geoingeniería climática
Una nota publicada el mes pasado en Science (1) alerta sobre los riesgos de luchar contra el calentamiento global mediante “medidas de geoingeniería climática” tales como el esparcimiento de partículas en la atmósfera o la colocación de espejos reflectores en órbita alrededor de la tierra
El calentamiento global se está produciendo básicamente debido a una modificación del balance de calor del planeta debido a las actividades humanas. El calor procedente del sol llega a la superficie terrestre en forma de radiación entrante de onda corta que es posteriormente reflejada hacia el exterior como radiación de onda larga. El incremento en la concentración de gases como el CO2 y el CH4 en la atmósfera desde mediados del siglo XIX está provocando una reducción en la radiación saliente de onda larga. Este calor queda retenido en la atmósfera provocando el llamado “efecto invernadero”. Para luchar contra el mismo podemos incrementar de nuevo la radiación saliente de onda larga mediante la reducción la concentración de gases en la atmósfera (lo que equivaldría a abrir el invernadero para que se ventile), pero también podemos reducir la radiación entrante de onda corta (lo que equivaldría a ponerle persianas exteriores para reducir la entrada de la luz solar y por tanto, del calor).
Las soluciones de “geoingeniería climática” se basan en lo segundo y proponen el esparcimiento de partículas en la atmósfera o la colocación de espejos reflectores en órbita alrededor de la tierra para reducir la radiación solar entrante de onda corta. Ambas medidas podrían contribuir a mitigar el progresivo incremento en la temperatura media del globo, lo que ocurre es que el cambio climático tiene que ver no sólo con eso, sino también con cambios en el régimen de precipitaciones y en la recurrencia de eventos climatológicos extremos.
Los autores de esta nota, Gabriele C. Hegerl y Susan Salomon, pertenecientes al “Grant Institute” de Edimburgo (Reino Unido) y al “National Oceanic and Atmospheric Administration” (NOAA) de EEUU, respectivamente, argumentan que las medidas de geoingeniería climática podrían provocar un acusado descenso global de las precipitaciones y una distribución aún más irregular de las mismas. Para ello, hacen un repaso de las alteraciones climáticas ocurridas tras las grandes erupciones volcánicas de los siglos XX y XIX, que incrementaron enormemente la concentración de partículas en la atmósfera provocando una reducción de la radiación solar entrante de onda corta. En aquellas regiones en las que estas partículas o “aerosoles” se mantuvieron más tiempo en la atmósfera se produjeron enfriamientos repentinos que duraron varios años, y también, severos descensos en las precipitaciones. El motivo de ello es que, si reducimos la radiación solar entrante de onda corta las masas continentales y los océanos se calientan menos, reduciéndose la evaporación y por tanto, las lluvias.
Los autores argumentan también que los cambios en las precipitaciones debidos a la reducción de la radiación solar entrante de de onda corta son más difíciles de predecir por los modelos climáticos habituales que los debidos a la reducción de la radiación saliente de onda larga, por lo que la aplicación de medidas de geoingeniería podría reducir nuestra capacidad de predicción, y por tanto, nuestra capacidad de respuesta ante los cambios que se avecinan.
Tratar de mitigar el calentamiento global con medidas de geoingeniería climática es no haber entendido que los problemas asociados a este van más allá de un aumento progresivo de la temperatura media global y no suponen sino una huída hacia adelante para no afrontar la cuestión de fondo: la revisión de un modelo energético y productivo obsoleto e insostenible.
(1) Hegerl G.C. y Solomon S. 2009. Risks of Climate Engineering. Science 325, p. 955-956.
Relacionada:
Un análisis económico parcial sobre geoingeniería. Alan Robock en Realclimate (pdf, 205 Kb)