Los agricultores portugueses reticentes al maíz transgénico
La semilla de maíz transgénico ya está a la venta en Portugal pero, los agricultores se muestran reticentes a comprarla. Su precio, la sequía, el atraso en la legislación e incluso la ausencia de ventajas concretas están haciendo que los productores miren con prevención a esta nueva semilla
Las semillas que están a la venta son de la multinacional Monsanto, que aunque ya estaban aprobadas por la Unión Europea desde 1998, no han sido inscritas en el Catálogo Europeo de Variedades Agrícolas hasta septiembre de 2004. Esta inscripción permite su comercialización en cualquier Estado Miembro.
En 1999 llegaron a plantarse 1.350 hectáreas de maíz transgénico de otras variedades, las cuales posteriormente fueron retiradas del Catálogo Nacional de Variedades, por tanto, las semillas de la casa Monsanto representan un retorno del maíz transgénico a Portugal.
Los representantes de las casas que comercializan este tipo de semillas inciden en que los agricultores no acuden a comprarlas, están reticentes porque temen que el maíz transgénico presente problemas de cualquier tipo.
Uno de los principales recelos es que los cultivos transgénicos contaminen a los cultivos tradicionales. El polen de un campo puede fertilizar a otro, y en la recolección sería imposible separar lo que es transgénico de lo que no lo es.
Esta es la razón de que las industrias alimentarias no quieran comprar productos derivados de plantas transgénicas por miedo a la reacción de los consumidores.
Salvo en las zonas afectadas seriamente por el barrenillo del maíz, donde puede interesar sembrar con este tipo de variedades, los agricultores piensan que la diferencia del 12 por ciento en el precio de la semilla no justifica su empleo.
Además, hay que dejar una ancha faja entre el cultivo transgénico y el tradicional, aunque estas normas todavía son virtuales, porque todavía no se ha publicado la norma que regula la coexistencia entre los distintos tipos de cultivos.
Esta falta de normas, evidentemente, ha sido un elemento más de retracción por parte de los agricultores. El Director General de Protección de Cultivos espera que cuando se publiquen las normas se eliminará la resistencia de los agricultores.
Según fuentes del Ministerio de Agricultura esta legislación será una de las primeras leyes de este Gobierno.