La otra cara de la agricultura, los transgénicos
Los efectos negativos del uso de transgénicos y las soluciones que se pueden adoptar son algunas de las cuestiones que aborda, en declaraciones a AGROCOPE, el responsable de Seguridad Alimentaria de COAG, Andoni García
- ¿Qué aspectos negativos presenta la agricultura de productos transgénicos?
Nuestra visión es que los transgénicos son una amenaza para la agricultura familiar y son un instrumento para la agricultura industrial, de la que se benefician las multinacionales.
Consideramos que no es una tecnología, no es algo que nos beneficie, si no que nos puede destruir, porque nos hace totalmente dependientes de esos cultivos.
Además, no se está respetando el principio de precaución en la autorización de estas semillas, por lo tanto nos coloca en una situación en la que no podemos estar de acuerdo con unas semillas cuyo contenido no sabemos si puede haber en la alimentación del ser humano. Como agricultores tenemos que garantizar que lo que producimos tenga las totales garantías respecto a la salud humana.
- ¿Es posible una coexistencia de las dos agriculturas?
Es imposible que haya cultivos no transgénicos a la orilla de los transgénicos, hay una contaminación que está demostrada.
Muchos agricultores ecológicos, que a la hora de estudiar la composición de sus cultivos se ha demostrado que existe una contaminación por estos productos.
La disyuntiva es tener una agricultura sin transgénicos o con transgénicos y totalmente dependiente de las multinacionales que actúan de monopolio.
- ¿Qué alternativas hay a esta agricultura?
La alternativa es la propia agricultura, que es sana, respeta el medioambiente, da seguridad a los consumidores o genera empleo.
Pero lo que nos ponen sobre la mesa es una agricultura industrial, especulativa, enfocada al beneficio de las multinacionales, con riesgos sanitarios y de impacto en el medio ambiente.
- ¿En España se cultivan muchos transgénicos?
Las cifras que se comentan son alrededor de unas 70.000 hectáreas de cultivo de maíz transgénico. Sin embargo, no existe un control exhaustivo de los campos, con lo cual no sabemos si hay más.
- ¿Cultivar estos productos es una elección del propio agricultor?
Creo que no es una elección directa de los agricultores, creo que se debe más al desconocimiento que a una elección del agricultor.
Normalmente lo que ocurre es que los agricultores van a comprar al sitio de siempre donde hay un tratamiento de confianza sin que la persona se plantee si es transgénico o no.
Aunque habrá agricultores concientes de su elección, la inmensa mayoría no saben que lo están cultivando.
- ¿Cual es la solución?
Por una parte, una mayor información de cara al agricultor, más debates y mas conocimiento sobre los transgénicos.
Pero hay un problema en las decisiones políticas, como la del Gobierno, de aprobación de maíz para el cultivo, diferente a otros países. Francia tiene una moratoria sobre cultivos en variedades que España tiene aprobadas. Y si están establecidos es por que han llegado a la conclusión de que hay riesgos de perjudicar al medio ambiente o a la salud humana.
- ¿Qué va a pasar en el futuro?
Nos gustaría que hubiese más debate, es importante que la sociedad hable sobre el interés real de los transgénicos. El futuro debe de pasar porque la sociedad y el estado español tengan un mayor debate y conciencia y que haya más claridad.
Y sobre todo un futuro donde los transgénicos no tengan posibilidades porque no aportan nada.