La nueva guerra de Bush

Bush acusa a Europa de bloquear la ayuda a África con su oposición a los transgénicos. En una ofensiva verbal que podría agravar las relaciones transatlánticas, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, arremetió ayer contra la Unión Europea (UE) y la acusó de impedir la lucha contra el hambre en Africa con su veto a los nuevos productos transgénicos, vigente desde 1998

NEW LONDON, EE.UU. (EFE).- . En un discurso durante la ceremonia de graduación de la Academia de Guardacostas en New London, el presidente estadounidense aseguró que este tipo de cultivos y su mayor rendimiento pueden solucionar la hambruna en Africa.

"Sin embargo, nuestros socios en Europa están bloqueando este esfuerzo. Han bloqueado las nuevas cosechas transgénicas por temores infundados que no tienen base científica. Las naciones europeas deberían unirse -y no trabar- a la gran causa de poner fin al hambre en Africa", añadió Bush.

Las declaraciones del presidente se producen después de que la semana pasada Estados Unidos presentó una demanda ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), con sede en Ginebra, contra la prohibición europea, en una nueva muestra de las tensiones entre Washington y Bruselas surgidas a raíz de la guerra contra Irak.

"Muchos países africanos han dejado de invertir en biotecnología por temor a quedar fuera de los mercados europeos", dijo el presidente.

Bush lanzó también un llamamiento a la UE a poner fin a los subsidios a sus exportaciones agrícolas y permitir que los "agricultores de Africa o América latina tengan una oportunidad de competir en los mercados".

El blanco silenciado de las críticas de Bush fueron Francia y Alemania, los dos país más opuestos a productos transgénicos, que además fueron los abanderado del rechazo a la guerra.

Fuerte rechazo europeo

Tan sólo 18 alimentos modificados genéticamente pueden entrar en el mercado europeo. El fuerte rechazo por parte de grupos de consumidores, de agricultores y de defensores del medio ambiente ha motivado que ningún nuevo producto transgénico haya sido aprobado desde 1998, lo que Estados Unidos considera una "moratoria" ilegal.

En la demanda ante la OMC participan también la Argentina, Canadá y Egipto. Los cuatro países cuentan con el apoyo de Australia, Chile, Colombia, El Salvador, Honduras, México, Nueva Zelanda, Perú y Uruguay.

Los cultivos de semillas genéticamente modificadas, que son más resistentes a las enfermedades y producen mayores cosechas, ocupan más de 58 millones de hectáreas en todo el mundo.

En Estados Unidos, un 75 por ciento de la soja cultivada es transgénica, así como el 71 por ciento del maíz y el 34 por ciento del algodón.

Los defensores de los productos genéticamente modificados alegan que estas cosechas soportan mejor la aplicación de pesticidas y son menos susceptibles a las plagas, mientras que sus críticos alegan que pueden poner en peligro la salud humana y pueden tener efectos dañinos sobre el medio ambiente.

Por otro lado, el gobierno norteamericano presionará a Brasil a cumplir con las patentes de biotecnología agrícola que este país estaría violando, según dijeron altos funcionarios y dirigentes agropecuarios durante una audiencia del Senado estadounidense.

La Nación, Argentina, 22-5-03

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