La Vía hacia un nuevo campesinado
"La Vía Campesina ejerce un rol de liderazgo fundamental. Ha pasado a ser el referente de organizaciones campesinas en todo el mundo: La Vía hacia un nuevo campesinado, al albergar en su seno nuevas discusiones, proyectos y horizontes de transformación que sirven como germen de una nueva construcción simbólica, política e identitaria para los campesinos"
Cuando a principios de los 90, en un contexto de estallido de la globalización neoliberal, se acumulaban las predicciones de ‘crisis’, ‘fines’ y ‘muertes’ (el fin de la historia, la muerte del marxismo), decir que los campesinos se convertirían, años después, en uno de los actores sociales transformadores más importantes del globo era, como poco, una suerte de atrevimiento, dado que éstos también estaban destinados a desaparecer. A emigrar a las ciudades. A renunciar a su condición de campesinos. El ritmo acelerado de las transformaciones agrarias así lo exigía: el sistema agroalimentario se globalizaba, se expandía el modelo agroexportador, las zonas rurales se convertían en espacios de gran importancia para la liberalización del comercio y, como consecuencia, se producía una internacionalización de los intereses, la emergencia de nuevos paradigmas en torno al agronegocio o los transgénicos y la resignificación de temas clásicos como la reforma agraria.
Pero mientras muchos auguraban “el fin de los campesinos”, éstos se reorganizaban para enfrentar los retos de la nueva agricultura globalizada. Cuestión de supervivencia. Atrás queda la visión de los campesinos como comunidades “tradicionales” y “aisladas”. Y empieza a ponerse en jaque la posición, todavía con muchos adeptos, de que los campesinos son parte inherente (léase pasiva) de esta nueva vuelta de tuerca de la “modernización” agrícola. La deconstrucción práctica de estos imaginarios y políticas se da con la irrupción de unos movimientos campesinos renovados. Con demandas más complejas como la soberanía alimentaria, un repertorio de acción colectiva amplio y radicalizado donde convergen protestas locales e internacionales y, sobre todo, una transnacionalización que marca el salto del campesinado a la primera plana de la política contestataria global.
En todas estas cuestiones La Vía Campesina ejerce un rol de liderazgo fundamental. Ha pasado a ser el referente de organizaciones campesinas en todo el mundo: La Vía hacia un nuevo campesinado, al albergar en su seno nuevas discusiones, proyectos y horizontes de transformación que sirven como germen de una nueva construcción simbólica, política e identitaria para los campesinos. Lo ha hecho a través de la revalorización de sus tierras y territorios, su cultura y saberes, la oposición tajante al actual modelo comercial y de producción, la construcción de procesos y mecanismos verdaderamente democráticos y de alternativas ‘glocales’.
Por todo ello La Vía Campesina se autodenomina un “movimiento internacional”. No quedan dudas de ello pero, siendo rigurosos, más que un movimiento per se, tenemos que hablar de una red transnacional de organizaciones campesinas. Es una plataforma que engloba varios movimientos y organizaciones y no un movimiento en sí. No se trata de cuestionar la autopercepción, pero en este caso la definición y los matices importan y tienen profundas implicaciones. Sus miembros tienen distintas procedencias, referencias, mecanismos de actuación, organización y formas de movilizarse. Las particularidades del MST brasileño, de la UNAC de Mozambique o del KRSS de la India inciden en cómo se insertan en la red a nivel nacional, regional e internacional y no sólo en cómo estos movimientos saltan a lo global, sino cómo lo global repercute en lo local. Se trata de un viaje de ida y vuelta. La mayor debilidad y a la vez fortaleza de La Vía reside en esta unidad en la diversidad. Algo bonito, pero difícil de aplicar y que consigue llevar a cabo con una advertencia: no cabe todo en La Vía. Hay criterios muy bien definidos, se distinguen las alianzas tácticas de las estratégicas y se mantiene la autonomía y la centralidad del campesinado como actor. Éste es el aspecto más relevante: la recuperación de la voz del campesino a nivel internacional, sin la necesidad de que esté representado por terceros, en una red que no es ni fluida ni dispersa, tal y como se suele interpretar habitualmente por el “nuevo paradigma reticular”, sino territorializada y pegada a la base.
Breno Bringel. Investigador de la Universidad Complutense de Madrid
Más información: Entrevista a Magui Balbuena, de la organización paraguaya Conamuri y de la Vía Campesina