La ONU se suma a críticas contra etanol
Producción de los biocombustibles exige enormes recursos terrestres y acuíferos amenazados por el calentamiento global
Las cuestiones sobre la conveniencia de utilizar etanol y otros biocombustibles como principal sustituto de derivados del petróleo para vehículos a motor siguen en aumento, lo que plantea dudas sobre la estrategia de los fabricantes de automóviles.
La última voz que se ha sumado a la creciente polémica ha sido la ONU que dio a conocer un informe en el que advierte los potenciales efectos negativos del uso de cultivos para producir alcoholes que a su vez se utilizarán como combustibles para los automóviles.
El informe reconoce que los biocombustibles representan una oportunidad para reducir las emisiones de gases que producen el efecto invernadero.
Pero también señalan que "el rápido crecimiento de la producción de biocombustibles líquidos supondrá sustanciales exigencias para los recursos terrestres y acuíferos del mundo en un momento en el que la demanda por alimentos y productos forestales también está aumentando de forma rápida".
Uno de los efectos mencionados es que "monocultivos a gran escala pueden conducir a una significante pérdida de biodiversidad, erosión del terreno y filtración de nutrientes".
No menos importante es que la utilización de cultivos como el maíz o el azúcar para producir combustibles está aumentando los precios de los alimentos lo que a su vez está afectando a las poblaciones más pobres y vulnerables.
Estos estudios son malas noticias para los fabricantes de automóviles estadounidenses, que han invertido en la producción de vehículos que consumen etanol.
Clave
"TRAGÓN". Llenar el tanque de una camioneta SUV (casi 94 litros) en Estados Unidos requiere 204 kilos de maíz, cantidad que contiene suficientes calorías para alimentar a una persona durante un año.
Siguen las advertencias
En la última edición de la revista Foreing Affairs, dos expertos en economía y alimentación, los profesores C. Ford Runge y Benjamin Senauer, ahondan la preocupación de que en el intento por saciar la sed de los conductores y el sector automotriz se puede agravar la hambruna en el mundo.
Los dos autores señalan que en el caso estadounidenses, Washington debería diversificar las fuentes de etanol, que en EEUU depende fundamentalmente del maíz, para detener la actual escalada de los precios de este cultivo, básico para la alimentación de millones de personas.
Greenpeace cuestionó las supuestas propiedades ambientales de los biocombustibles y vaticinó que la expansión del área sembrada con soja y maíz para producir los carburantes alternativos provocará la "masiva destrucción" de los bosques amazónicos.