Indonesia: quemar bosques para producir biocombustible
Amigos de la Tierra denuncia que la multinacional Wilmar, dedicada a la distribución de aceite de palma, está destruyendo las selvas de Indonesia
La organización ecologista Amigos de la Tierra ha dado a conocer una investigación de su sección holandesa en la que denuncia que la multinacional Wilmar, la mayor empresa dedicada a la distribución de aceite de palma, está destruyendo selvas enteras de Indonesia.
Las actividades de esta empresa incluyen «la tala de forma ilegal y la quema de bosques, violando los derechos de las comunidades locales en Indonesia», afirman.
El aceite de palma es una de las principales materias primas utilizadas para producir biocombustible para su uso en el transporte. Otras materias primas son el maíz y el girasol.
Amigos de la Tierra ha reclamado a la Comisión Europea que se replantee los objetivos obligatorios para incrementar el uso de biocombustibles y que éstos no se subvencionen con dinero público.
Otras ONG ambientales se han mostrado también reticentes a la normativa que obligará a que el 10% de los combustibles de automoción sean de origen agrícola antes de 2020, y piden una moratoria. El biocombustible producido a partir de aceite de palma, puede también ser la puntilla para los orangutanes de las selvas de Borneo y Sumatra, donde los bosques tropicales en los que viven unos pocos miles de ejemplares de estos amenazados primates están siendo talados para estos cultivos.
Europa es el mayor importador de aceite de palma, –Holanda a la cabeza– que también se utiliza como materia prima en muchos productos de alimentación y cosmética. Wilmar distribuye a compañías multinacionales como Unilever, Nestlé y Cargill.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estima que, para sustituir el 10% de la demanda actual de combustibles de la UE, habría que dedicar el 70% de la superficie agrícola europea. La mayor parte de la producción de Indonesia viene a los mercados de Europa.
La ONU ha señalado recientemente en un informe que la demanda de tierra para biocombustibles podría suponer un peligro para el medio ambiente. También ha mostrado su inquietud ante la presión ejercida sobre los cultivos de alimentos, lo que llevaría a un aumento de los precios.
Investigaciones llevadas a cabo por David Pimentel y Tad Patzek, de Natural Resources Research, ponen en duda la validez del uso de los biocombustibles como herramienta contra el cambio climático. La producción de etanol a partir del aceite de girasol, requiere un 118% más de energía fósil que la de un combustible normal.
Por otra parte, talar bosques que cumplen la función natural de absorción de dióxido de carbono (CO2), para plantar palma, es un contrasentido, según señalan los expertos.
José Carlos Puentes, responsable de Cambio Climático de Amigos de la Tierra considera que «existen opciones seguras a corto plazo para reducir las emisiones, como el fomento del ahorro y de la eficiencia energética, junto con una decidida apuesta por energías como la solar».