"Greenpeace no juega" por Emiliano Ezcurra


Prensa

Clarín, Argentina, 10-2-01


"Greenpeace no juega"

 


EMILIANO EZCURRA



El artículo aparecido en el suplemento Clarín Rural del pasado 3 de febrero titulado "El juego de Greenpeace" y que lleva la firma del presidente de AAPRESID, Víctor Trucco, contiene una serie de imprecisiones y agravios que considero necesario aclarar y responder. Según el autor, se sabe científicamente que los productos transgénicos no ofrecen peligros. Esto es claramente falso puesto que para poder decir que no hay peligro es necesario probar antes que no hay riesgos.
El riesgo cero no existe y de hecho sí hay evidencias científicas sobre una serie de impactos ambientales que provocan los transgénicos. También hubo amenazas para los consumidores, como el del maíz transgénico Starlink no autorizado para consumo humano que apareció en un alimento en EEUU, país donde se supone los controles funcionan.
Se nos acusa de subversivos, pero cabe la pregunta frente a los hechos: ¿quién es el subversivo?, ¿aquél que exige saber lo que come haciendo una campaña pacífica a favor del etiquetado o los que colocan alimentos no autorizados para los seres humanos en la góndola?. Además, el etiquetado de los transgénicos, no es objetivo sólo de Greenpeace. ¿Serán entonces también ADELCO, Consumidores Argentinos y La Unión de Usuarios, grupos anti-argentinos?
El autor argumenta que no hubo preocupación de Greenpeace por el mal de la Vaca Loca pero está claro que no consultó ni siquiera nuestra página de internet. Sí nos preocupó el tema, pero se nos acusó sin datos y ahora es tarde para remediar tal apresuramiento. Si bien el mal de la Vaca Loca y los Transgénicos nada tienen que ver en el plano científico, son un ejemplo del alto precio con el que se pagan los desastres alimentarios y la falta de precaución. Si de algo sirvió, fue para movilizar la preferencia masiva de los consumidores hacia productos orgánicos, donde no se utilizan agroquímicos ni semillas transgénicas.
Pero por sobre todo lo dicho esta el Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología cuyo preámbulo dice: "Conscientes de la rápida expansión de la biotecnología moderna y de la creciente preocupación pública sobre sus posibles efectos adversos para la diversidad biológica, teniendo también en cuenta los riesgos para la salud humana". El Protocolo, del que la Argentina es parte junto a 140 países, afirma que la biotecnología debe utilizarse y desarrollarse con medidas de seguridad adecuadas para el ambiente y la salud humana. Buscamos transparencia y un marco regulatorio más fuerte. Y eso no es "envenenar de miedo a los consumidores".
Las interpretaciones respecto de que se hayan aprovechado cuestiones anticapitalistas o antiempresas son erróneas. Greenpeace dialoga con gobiernos y empresas. El diálogo no excluye la posibilidad de manifestarse en contra de un adversario. Hay diálogo e intercambio. Un claro ejemplo del reconocimiento hacia la vocación de debate de Greenpeace fue la invitación cursada a su director ejecutivo, Dr. Thilo Bode, por los organizadores del Foro Económico Mundial de Davos a exponer la visión de Greenpeace sobre la agricultura y no como un subversivo, sino porque el mundo civilizado reconoce que las entidades no gubernamentales pueden y deben expresarse, motivar cambios en la sociedad y participar en la toma de decisiones, al igual que los organismos oficiales o las empresas.
Sin aportar prueba alguna, se busca vincular a Greenpeace con los intereses de la Unión Europea. Sin duda hay ignorancia o mala fe. La UE aprobó los mismos eventos transgénicos que la Argentina, algunos de sus gobiernos los han defendido y promovido. Las empresas que comercializan semillas transgénicas que Greenpeace enfrenta son tanto europeas como norteamericanas. La oposición creciente a los transgénicos en Europa no se originó en los gobiernos sino en las entidades de consumidores que han hecho valer su derecho a saber.

Con respecto al uso de transgénicos en medicamentos, tal como lo plantea Trucco, es necesario corregir que no hay liberación al medio como organismo vivo que se pueda plantar y multiplicarse, ni en el producto, ni en el proceso; y que están sometidos a protocolos de aprobación mucho más rigurosos, totalmente distintos que los alimentos.
Mucho se ha hablado de los potenciales beneficios de los transgénicos para los consumidores, donde el principal caballito de batalla de la industria es el "Arroz Dorado" que salvaría de la ceguera a los niños de países pobres. Sorprendentemente, Gordon Conway, titular de la Fundación Rockefeller, principal financista del proyecto, escribió a Greenpeace una carta al respecto: "(...) el uso de las relaciones públicas del Arroz Dorado ha ido demasiado lejos. La publicidad de la industria y los medios de comunicación en general parecen olvidar que se trata de un producto en investigación que necesita un desarrollo considerablemente más profundo antes de que sea accesible para productores y consumidores."
No detengamos la investigación. Por el contrario, fortalezcamos la investigación, sobre todo estatal, para evitar que la industria nos engañe con mucho ruido y pocas nueces. Greenpeace valora el intercambio con científicos que apoyan los transgénicos (Ej. INTA Castelar, INGEBI) porque el debate se da en el ámbito del respeto mutuo y sin agravios.
Es claro que el artículo de Trucco pertenece a una práctica mediática recurrente para intentar desacreditar a las entidades que cuestionan intereses económicos de importantes empresas. Se busca hacer creer que Greenpeace acciona contra el interés de la Nación porque se opone a los transgénicos ¿esto valdrá también para el Movimiento Argentino de Productores Orgánicos, el Grupo de Reflexión Rural, Amigos de la Tierra y las entidades que forman parte de la Red Nacional de Alerta Transgénicos?
Greenpeace jamás ha ofendido al Sr. Trucco, ni a la entidad que representa ¿Por qué nos ofende?. ¿No podemos considerar que los transgénicos pueden tener un efecto negativo en nuestra reputación internacional de país verde y puro? ¿Es malo preocuparse porque somos el único país del mundo con el 90% de la soja transgénica?.
Como argentinos, lo mejor que podemos hacer si realmente nos importa nuestro país, es al menos cuestionarlos. Si exportamos productos transgénicos debemos someterlos a la más amplia y transparente discusión. Aunque por ahora sólo son los ecologistas "subversivos" quienes generaron la discusión pública.
Para el autor somos una mala noticia. No se acuerda que nos encadenamos a los buques subsidiados de la Unión Europea en la Patagonia para que no salgan a pescar nuestra merluza; ni que impulsamos la ley de energía eólica; o que introducimos la utilización de gases naturales en heladeras y aire acondicionado para que nuestra industria no contamine y se libere de tener que importarlos; ni que logramos detener el uso irracional de 200.000 quebrachos promoviendo la tala sustentable; o que colocamos paneles solares en escuelas rurales; ni que apoyamos el biodiesel (Clarín Rural, 18-11-00)... Y todo con el apoyo independiente de más de 18.000 argentinos, sin dinero de empresas ni partidos políticos.
Cuando alguien pregunte ¿para quién juega Greenpeace?, la respuesta es simple: Greenpeace no juega, trabaja por la defensa de nuestros recursos naturales.

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