Fracaso de Johannesburgo

Prensa



Ayaba Diario Medioambiental, Internet, 5-9-02
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Fracaso de Johannesburgo



Por Worldwatch

Los acuerdos se reducen a una Declaración Política y a un Plan de Acción, llenas de buenas intenciones sobre la reducción del número de personas en el mundo que no tienen acceso al agua potable, la biodiversidad y los recursos pesqueros, y sin compromisos concretos para promover las energías renovables.

Los documentos aprobados en la Cumbre no contienen compromisos concretos, ni fondos nuevos y adicionales, por lo que puede hablarse de fracaso casi absoluto. Treinta años después de la Conferencia de Estocolmo, y diez después de la de Río, ya está bien de declaraciones retóricas.

Los abucheos a Colin Powell, secretario de Estado estadounidense, identificaron claramente al verdadero culpable del fracaso de la Cumbre de la Tierra de Johannesburgo. El gobierno de George W. Bush se ha negado a ratificar el Protocolo de Kioto y el Convenio de Biodiversidad, dedica menos del 0,10% de su PIB a la ayuda oficial al desarrollo (en su casi totalidad armas para Israel y Colombia), no cumple sus compromisos financieros con la ONU y ha tratado de debilitarla una y otra vez. Desde el primer momento la administración de George W. Bush trató por todos los medios de hacer fracasar la Cumbre de Johannesburgo, y dado el enorme poder de la única superpotencia, los resultados están a la vista. En este contexto la Unión Europea no ha podido y/o querido asumir el liderazgo necesario.

Del fracaso de Johanesburgo nadie debe alegrarse, aunque era de esperar. Los grandes problemas de hoy no son ni el terrorismo ni Sadam Husein. Son la brutal degradación del medio ambiente y las enormes desigualdades mundiales. Johanesburgo debería haber servido para paliarlas algo.

Pero el mundo no se acaba con este fracaso, que debe servir de aliciente para sentar las bases de aquellas políticas que realmente supongan avances en la erradicación de la pobreza, la disminución de las desigualdades y el freno de la degradación ambiental.

El fortalecimientos de los partidos verdes es un instrumento básico para avanzar hacia la sostenibilidad ambiental y la equidad social. Los Verdes en EE UU, con Nader al frente, fueron la única fuerza que defendió estas políticas, frente a los dos grandes partidos tradicionales, los demócratas y los republicanos, financiados y controlados por las grandes multinacionales. El voto llamado útil fue y es inútil para promover nuevas políticas ambientales y sociales. La posición de la Unión Europea habría sido aún peor, de no ser por la presencia de los verdes en el gobierno alemán. Alemania ha reducido sus emisiones de CO2 en un 19%, mientras que en EE UU han aumentado un 20% y en España un 33%. Las decisiones y las políticas sobre medio ambienta y desarrollo se juegan en la arena política, en las elecciones, en los parlamentos y en los gobiernos resultantes.

No basta con quejarse por los malos resultados. Las Conferencias como las de Johanesburgo plasman una determinada correlación de fuerzas en un momento dado. Lo que hay que hacer es cambiar esa correlación, y en las próximas cumbres lo resultados serán otros.

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