Expertos latinoamericanos defienden la soberanía alimentaria contra el hambre
Representantes de colectivos campesinos e indígenas de Latinoamérica defienden la soberanía alimentaria, sistema que aboga por una producción autosuficiente de los alimentos, como solución para acabar con el hambre, la malnutrición, la pobreza y la destrucción del medio ambiente
Estos expertos participarán mañana en un encuentro organizado el Ayuntamiento de San Sebastián y de la Fundación Social Emaús, que ha sido presentado hoy en una rueda de prensa en la que la que se ha recalcado la importancia de la soberanía alimentaria no sólo para mejorar las condiciones de vida de la población campesina, sino también como eficaz vía para proteger la biodiversidad y el medio ambiente.
Manuel López, integrante del Instituto Latinoamericano de Estudios Campesinos, Indígenas y Afrodescendientes de Venezuela, ha explicado que en muchas zonas campesinas de Centroamérica los agricultores se dedican a la producción del maíz, uno de los productos básicos en la dieta de muchos países del continente sudamericano de importancia equiparable a la del trigo en países occidentales.
Según López, de origen mexicano, una familia rural asentada en un entorno como la costa de Oaxaca necesita para su consumo unos 1.500 kilos de maíz al año, pero debido a la erosión de los suelos de cultivo y a los niveles de contaminación de la tierra, tan sólo llega a cosechar unos 700, por lo que precisa más harina de maíz que obtiene de la que importan grandes empresas trasnacionales estadounidenses en su mayoría, creándose así una dependencia alimentaria con el exterior.
López ha recalcado que muchos de estos productos son "transgénicos", manipulados genéticamente con el fin de aumentar su calidad así como sus propiedades nutritivas de un modo artificial.
Lo mismo ocurre con otros alimentos básicos en la dieta mexicana como el frijol, el arroz, las calabazas o el chile, que "importan desde China".
Ha añadido que las autoridades gubernamentales de su país, en lugar de luchar contra esta dependencia "están forzando a la emigración (del campesinado) a las ciudades", ya que para el Estado es más rentable fomentar la despoblación de las zonas rurales y favorecer a las grandes potencias mercantiles.
Los ponentes han denunciado que este sistema, que se fundamenta en el capitalismo, "despoja, explota, reprime y desprecia" a los campesinos, y han reclamado la autosuficiencia alimentaria, una reforma agraria o la protección de las semillas para hacer frente a los productos transgénicos de importación, entre otras medidas.
Rubén Lobos, miembro del Movimiento Nacional Campesino e Indígena de Argentina, ha explicado por su parte que para que el sistema de la soberanía alimentaria tenga unos pilares fuertes es necesario una "educación popular", que parte de la idea de que "nadie sabe más que nadie", de forma que se potencia el "aprendizaje entre todos".
Begoña Cabaleiro, responsable de comunicación de Emaús, ha aclarado que no sólo los países del sur viven este tipo de situaciones, ya que en Euskadi tan sólo entre el 2% y el 4% de la comida consumida tiene su origen en la misma comunidad autónoma.
Como ejemplo para ilustrar mejor las desconcertantes consecuencias de estas dinámicas de mercado, ha hablado sobre el rechazo de Italia a comprar manzanas por el hecho de que éstas provinieran de España, en concreto de Cataluña, comunidad que se abastece de este tipo de fruta importándola desde el exterior.
En la mesa redonda, que tendrá lugar mañana en el Centro de Recursos Medioambientales de Cristina Enea, además de los comparecientes en la rueda de prensa de hoy estará presente también una experta cubana en soberanía alimentaria.