Europa pretende negociar un “ambicioso” TLC neoliberal con la CAN
Este año se inician negociaciones de un Acuerdo de Asociación entre la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y la Unión Europea
En su calidad de responsable de la secretaría pro témpore de la CAN, el gobierno boliviano esperaba pactar una alianza que subordine los aspectos comerciales a las necesidades de desarrollo de las naciones andinas y que haga prevalecer el derecho del ser humano por sobre los intereses privados de las transnacionales, pero el bloque europeo busca un Tratado de Libre Comercio (TLC) común y corriente que incluye la liberalización de los servicios públicos, las compras estatales y el paulatino retiro del Estado de la actividad económica.
El acercamiento entre ambos continentes comenzó formalmente en abril de 2006 durante una cumbre de Presidentes de América Latina y Europa. Un mes después, en mayo, el gobierno boliviano formuló las bases de negociación rescatando principios de justicia y solidaridad.
Un Acuerdo de Asociación entre la CAN y la UE debe ser fundamentalmente un Acuerdo de complementariedad para encontrar soluciones conjuntas a la migración, el narcotráfico, la crisis medioambiental y otros problemas estructurales que engendran la pobreza, dice el documento elaborado por el gobierno de Evo Morales.
En julio de 2006, la comisaria europea de Relaciones Exteriores Benita Ferrero-Waldner mostró una aparente flexibilización de las exigencias comerciales de la UE y apertura para negociar un acuerdo que privilegia la cooperación entre ambos bloques y no la competencia, reconociendo, inclusive, el derecho de los Estados más débiles a intervenir en los mercados. Sin embargo, a principios de enero de 2007 se conocieron extraoficialmente las directrices de negociación de la UE con los países andinos cuyo eje es alcanzar un “Área de Libre Comercio ambiciosa y comprensiva”, es decir más neoliberalismo
Diferentes intereses
El documento “Bases de negociación de un Acuerdo de Asociación con la UE” elaborado por el gobierno boliviano plantea la “complementariedad en diferentes niveles entre la CAN y la UE” con el fin de encontrar soluciones que “ataquen” las causas estructurales de los problemas sociales que golpean hoy a Sudamérica. Esta propuesta considerada “post neoliberal” porque rompe con el modelo único del Consenso de Washington, sugiere además potenciar y recuperar los Estados y desarrollar democracias auténticamente participativas e inclusivas, en particular de los pueblos indígenas.
En cambio, la Comisión de la UE recomienda al Consejo de la UE que se concentre otra vez en aspectos comerciales y que negocie con los países andinos el más alto grado de liberalización comercial, incluyendo una amplia liberalización de los servicios y las inversiones.
Si bien las directrices de la UE hablan de cooperación política y ayudas para reducir la pobreza, promover trabajo digno y acceso equitativo a los servicios sociales –además de asegurar balanza apropiada entre componentes sociales, económicos y ambientales–, su objetivo último es la liberalización progresiva y recíproca y el establecimiento gradual de un área de libre comercio “ambiciosa, comprensiva y equilibrada” entre las dos regiones en un plazo no mayor a diez años, y cumpliendo con las reglas y obligaciones del comercio global. Esta área de libre comercio iría más allá de las reglas básicas de la OMC.
Las directrices de la UE preceden a la publicación “Europa Global, compitiendo en el mundo”, difundida el 4 de octubre, un documento que propone a la UE aplicar una estrategia mucho más agresiva en términos comerciales.
Las directrices de la UE tienen todos los componentes de un TLC cualquiera incluyendo los temas llamados “temas de Singapur” que fueron rechazados por la mayoría de los países en desarrollo en la Ronda de Doha: siguen hablando de cronogramas para la liberación de mercados y de disciplinas comerciales: instrumentos de defensa y facilitación del comercio, medidas sanitarias y fitosanitarias, asuntos aduaneros, servicios, inversiones, movimiento de capital, compras del estado y propiedad intelectual, entre otros puntos.
Las directrices de negociación se terminaron de redactar el 6 de diciembre de 2006, pero todavía deben ser discutidas en el Consejo de la UE compuesto por cancilleres de los 27 Estados miembros del bloque, una tarea que podría demorar algunos meses.
¿Cooperación o comercio?
Evo Morales pide a la UE cooperación incondicional y respetuosa de las políticas soberanas que adopten los Estados andinos, que contribuya a la superación de las causas estructurales de la dependencia y el colonialismo que todavía subsisten, y que fortalezca el aparato productivo, fomente la industrialización de recursos naturales y la universalización de los servicios públicos, por ejemplo.
Pero la UE entiende por cooperación iniciativas para fortalecer la integración sudamericana y luego establecer un área de libre comercio. Los europeos remarcan que las negociaciones no podrán comenzar antes de que la CAN muestre progresos en cuatro áreas específicas: La adopción de un punto inicial común para desmantelar las tarifas, la armonización de los procesos aduaneros, más liberalización de los servicios y la facilitación del transporte carretero transfronterizo. Al parecer, la UE ofrece cooperación solamente para apoyar sus objetivos comerciales.
La propuesta boliviana enfatiza en la necesidad de establecer normas y reglas desiguales para equilibrar la integración de dos bloques desiguales tomando en cuenta que el PIB de la UE es 50 veces más grande que el PIB de la CAN. Por ello se pide, por ejemplo, arancel cero para todos los productos de la CAN, en particular los bienes con mayor valor agregado; mercados seguros con preferencias en las compras estatales, y un acceso real a los mercados europeos con la supresión de barreras no arancelarias y normas técnicas y fitosanitarias restrictivas.
En las directrices de la UE se reconoce la existencia de abismales diferencias con la CAN en términos del PIB e índices de desarrollo humano, pero también se hace notar que los países andinos registraron un aumento de 38% en sus exportaciones al resto del mundo en 2005. Además, las directrices recuerdan que la UE es la segunda pareja comercial después de Estados Unidos y que las relaciones comerciales con América del Sur están gobernadas por el SGP plus, un sistema que permite al 90% de los productos andinos ingresar libre de tarifas a la UE. [1]
Las directrices europeas reconocen las asimetrías región a región, pero limitan al mínimo la diferenciación de los compromisos entre los países de la CAN. Esto quiere decir, por ejemplo, que Bolivia podría favorecerse con una diferencia respecto de Colombia, pero solo por un tiempo determinado y en el corto plazo.
En términos de comercio de bienes y productos, la UE pretende desmantelar las tarifas de importaciones y otros impuestos en un período de tiempo que no excedería los 10 años. Se tomarían previsiones especiales para productos “sensibles” que tendrían un período más largo. Sin embargo, se trata de previsiones reducidas al mínimo porque el objetivo final es alcanzar la liberalización total lo antes posible.
En cuanto a la propiedad intelectual, el gobierno boliviano propone relativizar los derechos privados por necesidad pública, como por ejemplo prohibir el patentamiento de materia viva y ampliar las licencias obligatorias para medicamentos. En cambio, las directrices de la UE hablan de un régimen más estricto que los acuerdos normales porque no solamente mencionan acuerdos relativos al tema sino también elementos detallados sobre la protección y el cumplimiento de los derechos de propiedad intelectual.
En servicios públicos, Evo Morales propuso fortalecer la capacidad reguladora y gestora del Estado para garantizar el cumplimiento de las Metas del Milenio, no promover mayor liberalización y privatización de los servicios esenciales, y fortalecer y universalizar la salud, la educación, la seguridad social, y el acceso al agua y el saneamiento básico.
Las directrices de la UE sugieren aplicar una lista positiva de negociación. En ese marco, los europeos opinan que el Acuerdo de Asociación debe excluir la liberalización de la administración de puertos, varios servicios aéreos y culturales, pero no el agua, la salud y la educación. También piden la liberalización completa de los movimientos de capital con algunas excepciones en caso de dificultades serias en políticas de intercambio o por razones impositivas.
Las directrices de la UE admiten cierta flexibilidad tomando en cuenta los desniveles de ambos bloques, pero la desgravación no puede extenderse más allá de una década. También se exige igualdad de trato entre las empresas andinas y las transnacionales europeas que presten servicios públicos.
Por otro lado, el gobierno boliviano quiere excluir las compras estatales de cualquier acuerdo de asociación, pero la UE exige la liberalización progresiva a todos los niveles en los sectores agua, energía y transporte, redes de comunicación e información. Su objetivo es alcanzar acceso “recíproco y gradual” del mercado en base a los principios de trato nacional y no discriminatorio.
Un acuerdo imperialista
Está claro que en el Viejo Continente pervive la filosofía imperialista que por siglos oprime a los pueblos de Africa, Asia y América Latina. Está demostrado también que casi nada diferencia a la política exterior europea de la norteamericana a la hora de definir las relaciones con los países menos desarrollados.
“En última instancia las políticas europeas pueden tener formas distintas, pero esencialmente son lo mismo, un intento de dominación de los mercados y de los recursos del Tercer Mundo, explotando su atraso tecnológico y su mano de obra barata”, opina el historiador Ariel Dacal Díaz, del Centro Memorial Martin Luther King Jr de Cuba,
El acuerdo CAN-UE constituye un eslabón más de la globalización neoliberal que beneficia a las transnacionales del primer mundo, las principales ganadoras en el comercio exterior, y sacrifica a sectores productivos íntegros de los países en desarrollo de la región
El gobierno de Morales esperaba que el acuerdo de asociación con la UE anteponga las necesidades del ser humano y la naturaleza a los intereses empresariales transnacionales, y que los pueblos sean los principales beneficiarios. En vista de que ello no ha ocurrido, diversos líderes sociales y analistas instan al gobierno boliviano a no negociar el mal llamado “Acuerdo de Asociación” con la unión europea, que no es más que un simple tratado de libre comercio de corte neoliberal.
[1] La CAN representa el 0,06% del comercio de la UE , mientras que el mercado europeo para los países andinos representó el 14,4% de todo su comercio en 2004. Colombia es el país que más exporta a la UE (controla el 45% de todas las exportaciones a la UE ), en tanto que Bolivia exporta apenas el 2%. La CAN exporta a la UE principalmente materias primas y productos agrícolas, mientras que importa productos industrializados.