El libre comercio, ¿el mejor modelo para el desarrollo del mediterráneo?
Expertos reunidos en el Foro Social del Mediterráneo advierten que los acuerdos firmados hace diez años por Europa y los países del sur de la zona han provocado más desigualdades. La alternativa, dicen, pasa por la movilización social
“En Marruecos, la clase dirigente lleva a cabo una reforma administrativa avalada por la Unión Europea que permite a las grandes empresas internacionales acaparar todos los sectores económicos y pone en entredicho la independencia del país. Los derechos de los trabajadores han quedado en un segundo término y el Estado no se ocupa de que haya suficientes profesores ni acceso al agua potable y a la sanidad.”
La responsable de estas críticas es Lucile Daumas, miembro de ATTAC Marruecos, que estos días ha participado en un debate sobre el libre comercio en el Mediterráneo, en el marco del Foro Social del Mediterráneo. Según Daumas, la situación que hoy día vive Marruecos se debe, en parte, a los acuerdos alcanzados hace diez años en Barcelona entre los países del norte y el sur del mediterráneo.
Una década después de estas negociaciones, ha quedado claro que se trata de una iniciativa “que sólo beneficia a los países europeos” y que ha impulsado el libre comercio en la región, a pesar de que el objetivo inicial era enriquecer a toda la región y acercar a todos los países a través del intercambio cultural, explica la portavoz de ATTAC Marruecos.
Pero las consecuencias negativas de este acuerdo no se han notado sólo en el Reino alauí. En Túnez disminuyen cada vez más los servicios públicos y en países como Argelia gran parte de la población depende de las remesas de los emigrantes para vivir. En la actualidad, de hecho, la cantidad de dinero que mandan los emigrantes a la zona del Magreb “es doce veces mayor que la ayuda oficial al desarrollo que llega de los países europeos”, señala el presidente del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, Eric Toussaint.
“Ni ha aumentado la economía en los últimos años ni ha aumentado la democracia con el fomento del libre comercio en la región euromediterránea. Los temas sociales no se han desarrollado como debían y las ayudas que llegan sirven mantener el statu quo, sin el aval de las poblaciones afectadas”, añade Joana Agudo, portavoz de Comisiones Obreras. En este contexto, informes de las agencias de Naciones Unidas y de la Organización Internacional del Trabajo “demuestran que las condiciones de vida de la población de las riberas del sur del Mediterráneo han empeorado, igual que las condiciones de trabajo”, afirma la sindicalista italiana Titti di Salvo.
Agricultura afectada en el norte y el sur
Como explican desde todas estas organizaciones, el acuerdo euromediterráneo ha fomentado la entrada de empresas transnacionales en los países del sur de la región y ha significado peores condiciones laborales para numerosos trabajadores. Una de las situaciones más preocupantes, sin embargo, se da en el sector agrícola.
Un ejemplo es la realidad que se vive en Egipto y, más concretamente, la historia de Nafissa, una mujer campesina de un pueblo de la zona del delta. En Egipto, los pequeños campesinos son dueños de la tierra, después de que la reforma agraria repartiera la zona cultivable entre la población. Sin embargo, la entrada de industrias alimentarias cuyo objetivo es la exportación está empobreciendo a los agricultores locales.
A esto se suma la violencia por parte de “escuadrones de la muerte contratados por los antiguos latifundistas, que quieren recuperar sus antiguas tierras”, señala el miembro de Vía Campesina Giani Fabbris, que explica que una de estas acciones violentas acabó con la vida de Nafissa hace tan sólo unas semanas.
Pero las consecuencias de estos acuerdos de libre comercio también influyen en los agricultores de los países del norte del Mediterráneo. “En el sur de Italia – dice Giani Fabbris -, 600 agricultores cierran cada día sus granjas porque no pueden sobrevivir.” Todo ello, porque “la política agraria europea quiere que la Unión sea un lugar de consumo de alimentos, pero no de producción” y porque los acuerdos de libre comercio en la región euromediterránea “empobrecen a los países del sur y, al importar a precios más bajos en los países del norte, también afectan negativamente a los pequeños productores europeos”.
Necesidad de concretar alternativas
Para poner fin a esta situación, afirman desde Vía Campesina, es necesario movilizarse y “pasar de la teoría a la práctica”. “Se trata de entrar en el juego, mostrar nuestras críticas y concretar nuestras alternativas”, señala Giani Fabbris.
El primer paso para ello, añade Eric Toussaint, es “la unidad de los movimientos sociales del norte y el sur del mediterráneo y el intercambio de experiencias”, una tarea que se puede llevar a cabo con herramientas como el Foro Social del Mediterráneo.
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Foro Social del Mediterráneo