El capitalismo recalienta el planeta
El sistema de producción y consumo actual, representado por las grandes corporaciones, los mercados financieros y los gobiernos que garantizan su mantenimiento, son "los que producen y profundizan el recalentamiento global y el cambio climático".
Las grandes corporaciones están apoderándose de la naturaleza, advierten sindicalistas y demás organizaciones promotoras de la Cumbre de los Pueblos.
El sistema de producción y consumo actual, representado por las grandes corporaciones, los mercados financieros y los gobiernos que garantizan su mantenimiento, son "los que producen y profundizan el recalentamiento global y el cambio climático".
De este modo cuestionan el sistema económico y financiero imperante los promotores de la Cumbre de los Pueblos en Río+20 por la Justicia Social y Ambiental, que reunirá a unas 16.000 personas en Río de Janeiro, en paralelo a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, que se realizará del 20 al 22 de junio en esa misma ciudad brasileña.
El sistema capitalista, sostienen los organizadores de la cumbre, está ante una de sus "múltiples crisis" con "sus formas renovadas de dominación"
También es causante, según los activistas, del hambre, la desnutrición, la pérdida de bosques y de diversidad biológica y sociocultural, la contaminación química, la escasez de agua potable, el aumento de la desertificación de los suelos, la acidificación de los océanos, el acaparamiento de tierras y la mercantilización de todos los aspectos de la vida en las ciudades y el campo.
Esta fuerte y amplia crítica fue planteada por el grupo articulador de la Cumbre de los Pueblos, integrada por organizaciones y movimientos sociales de distintas partes del mundo, que tendrá lugar del 15 al 23 de junio, como el principal evento paralelo a la también llamada Río+20.
Al analizar los documentos de la reunión oficial, los coordinadores de la sociedad civil dijeron temer por la falta de resultados positivos de la negociación, que tiene como foco de discusión sobre la economía verde y la instauración de un nuevo sistema de gobierno ambiental internacional que la facilite.
"La economía verde, a nuestro entender, es una forma de hacer avanzar los intereses de las corporaciones sobre la naturaleza", dijo Fátima Mello, integrante del Grupo de Articulación de la Cumbre de los Pueblos.
"Estamos muy preocupados por la creación de mercados financieros, en los cuales el agua, el aire y la biodiversidad pasen a ser negociados como fuentes de financiamiento para un sistema que no altere en forma urgente los modelos de producción y consumo que están llevando al mundo a la catástrofe", agregó.
Mello, quien participó junto al también activista Marcelo Durão de una conferencia de prensa para corresponsales extranjeros en Río de Janeiro, teme que, a partir de los documentos de la negociación oficial, el debate de Río+20 "quede preso" de una dicotomía entre "austeridad y recesión, como estamos viendo en Europa, versus desarrollismo y crecimiento a cualquier costo, como vemos en Brasil".
"Ese debate de la economía verde es una falacia, un fortalecimiento mayor todavía de la acumulación de la riqueza, con foco principal en la naturaleza", agregó Durão, dirigente nacional del brasileño Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra y uno de los representantes de La Vía Campesina en la cumbre.
Durão comparó Río+20 con la primera cumbre de este tipo realizada hace 20 años también en Río de Janeiro y conocida como Eco 92.
Mientras en la Eco 92 se había establecido un vínculo entre jefes de Estado y miembros de la sociedad civil, ahora "hay una relación entre las grandes corporaciones y los gobernantes", cuestionó.
"La lectura que hacemos es que las grandes corporaciones están apoderándose de la naturaleza", convirtiéndose en una "nueva manera de centralización de la riqueza", añadió Durão en posteriores declaraciones a IPS.
En el documento titulado "Lo que está en juego en Río+20", los representantes de la Cumbre de los Pueblos llaman la atención sobre el nuevo concepto planteado de economía verde, que "no cuestiona o sustituye el modelo basado en el extractivismo y los combustibles fósiles, ni sus patrones de consumo y producción industrial.
El sistema imperante, agrega el texto, "extiende la economía explotadora de la gente y el ambiente a nuevos ámbitos, alimentando el mito de que es posible un crecimiento infinito".
Las organizaciones de la sociedad civil consideran que los cultivos genéticamente modificados, los agrotóxicos, los biocombustibles, la nanotecnología, la biología sintética, la artificial, la geoingeniería y la energía nuclear, entre otras, son presentadas como "soluciones tecnológicas" a los límites naturales del planeta y a las múltiples crisis, sin encarar las verdaderas causas que las provocan.
Además se promueve la ampliación del sistema alimentario agroindustrial, "que es uno de los mayores factores causantes de las crisis climáticas, ambientales, económicas y sociales, profundizando la especulación con los alimentos, y favoreciendo el interés de las corporaciones del agronegocio en desmedro de la producción local y campesina", afirman.
Los organizadores de la Cumbre de los Pueblos se manifestaron sorprendidos por la convocatoria que ha tenido en su encuentro "la crisis" financiera, social, ambiental, económica, energética y alimentaria. Se inscribieron unas 23.000 personas de 65 países, aunque por razones de logísticas solo podrán albergar hasta unas 16.000.
Uno de los puntos culminantes de la cumbre será una marcha a realizarse el 20 de junio. Al final del encuentro se buscará elaborar alguna conclusión para expresar a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible.