Ecuador exige a Colombia dejar de fumigar los cocales
El Gobierno ecuatoriano anunció que denunciará ante organismos internacionales esa actividad que daña la flora y la fauna en la frontera
A Ecuador "no le queda más remedio" que acudir a organismos internacionales para conseguir que Colombia detenga las fumigaciones aéreas a las plantaciones de hoja de coca en zona fronteriza binacional, afirmó ayer el canciller Antonio Parra.
"Vamos a acudir a instancias internacionales y se lo he dicho al Gobierno colombiano", dijo en alusión al pedido ecuatoriano de detener las fumigaciones con herbicidas que realizan aviones colombianos. El gobierno del presidente Alfredo Palacio ha reiterado que esas operaciones por vía aérea afectan a otros cultivos, a animales, y a la vida humana, acogiendo las denuncias de pobladores de la zona de frontera.
Parra, en entrevista con radio Visión, reiteró que "no queda más que acudir a las instancias internacionales necesarias, no tenemos más remedio". No definió a qué organismos se hará el pedido, aunque en otras declaraciones a periodistas ha dicho que "puede ser la ONU, o la OEA".
Parra se entrevistó el 31 de agosto en Bogotá con su colega colombiana Carolina Barco para tratar el tema, pero no se llegó a un acuerdo, se informó entonces.
El funcionario reafirmó, además, que Ecuador no intervendrá "de ninguna forma" en el conflicto armado interno colombiano.
"El principio de no intervención implica no intervención en todo", dijo, asegurando que la política ecuatoriana es la de no participar en cualquier aspecto "de la vida política y social de Colombia". Dijo esto en evidente respuesta a políticos ecuatorianos que han sugerido que el gobierno de Álvaro Uribe busca "involucrar" a Ecuador en el combate a la guerrilla armada.
Parra evitó nuevamente calificar, a nombre del Gobierno, a los grupos irregulares de Colombia.
Varios legisladores han dicho que el Gobierno debe declarar que los grupos armados colombianos son terroristas y que atentan contra el Estado colombiano.
Ecuador y Colombia comparten una línea de frontera de 640 km, desde el océano Pacífico hasta la selva amazónica.