Cumbre por un mundo húmedo
Representantes de 170 países se encuentran hoy para avanzar en la lucha contra la desertificación. Habla el experto argentino
La definen como muerte lenta porque avanza sin que se note.
Muerte lenta. Así definen los ambientalistas al proceso de desertificación de las tierras. Lo califican de esa manera porque sus consecuencias son difíciles de observar a simple vista, y se van dando de una manera progresiva, pero muy difícil de revertir. Atenuar y empezar a dar vuelta la situación será el objetivo general de la quinta reunión de expertos en la materia de las Naciones Unidas, que comienza hoy en la ciudad de Buenos Aires.
Al encuentro asistirán delegaciones de 170 de los 191 países que forman parte de la convención y también representantes de decenas de ONG, en su mayoría ambientalistas. La agenda incluye el análisis de las últimas medidas tomadas sobre el tema y el monitoreo del cumplimiento en el mundo de las condiciones que impuso la Convención, firmada en 1996.
La desertificación está definida como la degradación de las tierras en zonas áridas, semiáridas y húmedas por dos razones fundamentales: la degradación de la tierras por el mal manejo que hace el hombre de ellas y por las transformaciones climáticas.
Octavio Pérez Pardo es el director nacional de Conservación del Suelo y Lucha contra la Desertificación y será uno de los especialistas que representen a la Argentina durante los diez días que se extenderán las rondas de debate. El experto explicó a Página/12 que la problemática “tiene particular importancia para el país, cuya base de exportaciones es agrícolo-ganadera. Es clave cuidar nuestro recurso suelo, y la desertificación es uno de los principales riesgos para ese sector”.
Pese a su característica de ser difícil de observar sin estudios a largo plazo, el deterioro en los suelos por este fenómeno deja en nuestro país algunas pistas de su accionar. “Se puede ver, por ejemplo, en el gran avance que tuvo el Delta sobre superficies que antes ocupaba el río (Paraná) y en la disminución de la capacidad de contener agua que experimentan los diques y las represas (fenómeno que se llama colmatación), ambas consecuencia de que parte de la tierra desertificada vuela y se deposita en los cursos de agua (aumentando el volumen)”, especificó Pérez Pardo.
En la reunión, la Argentina priorizará como temas fundamentales la vinculación entre la lucha contra la desertificación y la pelea contra la pobreza, y la relación de esta problemática ambiental con el cambio climático. “Elegimos esas líneas de trabajo porque, en primer lugar, en nuestro país como en muchos otros lugares del mundo, la pérdida de rentabilidad de los campos como consecuencia del mal manejo de las tierras genera, por ejemplo, la migración desde diversas zonas agrícolas del interior hacia los conurbanos de las grandes ciudades, como Buenos Aires, Rosario y Córdoba, tendencia que agrava las condiciones de pobreza. En segundo lugar, desertificación y cambio climático van de la mano, y por eso hay que vincularlos”, aseveró Pérez Pardo.
La reunión, denominada oficialmente como quinta sesión del Comité de Examen de la Aplicación de la Convención, se llevará a cabo en La Rural y estará dividida en dos fases. La primera será desde el comienzo hasta el 20 de marzo, y buscará examinar los programas de acción que se están desarrollando en los países miembro y monitorear las medidas de financiamiento que las naciones desarrolladas que firmaron el documento están obligadas a otorgar a los países en desarrollo.
La segunda fase se concretará en los dos últimos días y tendrá entre sus objetivos la elaboración del informe completo de esta quinta sesión, con conclusiones sobre la situación actual y recomendaciones sobre nuevas medidas a tomar en la lucha.