Cultivos transgénicos, amenaza a la soberanía alimentaria
El campo rechaza las siembras experimentales de maíz transgénico y defienden las razas del grano mexicano. En Paraguay, aseguran que la falta de control de los cultivos transgénicos es una intimidación a su soberanía alimentaria
Campesinos de México se oponen al cultivo de maíz transgénico, y junto a organizaciones campesinas y ecologistas hicieron un nuevo llamado al titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) de ése país, Alberto Cárdenas Jiménez, para que impida el comienzo de siembras experimentales de maíz transgénico, y advirtieron sobre el "chantaje" de Monsanto y la Confederación Nacional Campesina (CNC) para que se acepte ese cultivo y su comercialización a partir del ciclo agrícola otoño-invierno 2007-2008.
Los campesinos aseguran que la compañía incurrió en el soborno y la cooptación para lograr que el gobierno mexicano acepte la siembra de maíz amarillo genéticamente modificado, a pesar del riesgo que implicaría para las cientos de razas del grano.
El alza de la demanda de maíz, a partir del anuncio de Estados Unidos de destinar un fuerte volumen de sus cosechas a la producción de etanol; la falta de control sobre los monopolios agroindustriales y las presiones para la siembra de grano transgénico, aseguran que constituyen una “amenaza a la calidad, cantidad y precio de los maíces que nos llevamos a la boca, y de todos los alimentos que dependen de éste", sostuvo la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (Anec), integrante del Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas (Conoc).
En efecto, esa situación pone en riesgo los maíces blanco, rojo y azul, base de la economía campesina indígena, y de la cocina mexicana. De acuerdo a la Anec y las agrupaciones del Conoc, la población será forzada al consumo de grano amarillo genéticamente modificado, usado como alimento para el ganado, y pagar el precio que decidan los monopolios.
Durante este mes, productores unidos a la organización ambientalista Greenpeace, organizan una campaña virtual en defensa del maíz y de un campo con campesinos. Allí aseguran que sin una sana y justa producción nacional del grano, el país no podrá seguir existiendo como nación megadiversa y rica. Tampoco se podrá hablar de él si del campo se elimina a campesinos e indígenas, como es el sueño de los neoliberales.
La Jornada nacional “Sin maíz y sin campesinos e indígenas no hay país” se mantendrá a partir de este mes y concluirá en enero de 2008. Asimismo se insistirá ante el gobierno en que firme un nuevo pacto histórico con los labriegos, si realmente tiene disposición de salvar el campo, que ha sido arrasado por políticas equivocadas. Además, que quite al maíz y el frijol del capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta), y que establezca políticas que fomenten la producción nacional de la amplia variedad de maíces mexicanos.
La campaña incluye la promoción del maíz mexicano y de las expresiones culturales indígenas, para que sean inscritas en la lista de patrimonio oral e intangible de la humanidad de la UNESCO. De igual forma, el control de precios de la canasta básica, garantizar el abasto de granos básicos, crear una nueva estrategia de alimentos campesinos y promover su consumo y comercio justo.
En tanto, en el campo paraguayo se presenta un contexto similar. La falta de control en el uso de ese tipo de cultivos, preocupa a los campesinos del departamento de Itapúa. Advierten que sólo en los distritos de Tomás Romero Pereira y Natalio existen unos siete depósitos con semillas de algodón transgénicas a la espera de ser distribuidas.
“Nos preocupa la desaparición de nuestras semillas nativas, como el poroto, maíz, y escuchamos que hasta ya existe mandioca transgénica. Por eso iniciamos una campaña de concientización a los compañeros agricultores para que no se dejen engañar por las supuestas ventajas de las semillas transgénicas. Advertimos que a través del Foro Cívico vamos hacer las denuncias ante las autoridades correspondientes”, agregaron las fuentes campesinas.
La ordenanza departamental 06/2006, establece la ilegalidad de la introducción de semillas de algodón, maíz, arroz y otras semillas genéticamente modificadas, que forman la base productiva y alimentaria del campesinado. Los campesinos denuncian que el año pasado fueron distribuidas semillas transgénicas.
“Esta situación tiene directa relación con nuestra soberanía alimentaria. Las semillas transgénicas son una amenaza a la producción de nuestras semillas nativas, base de la alimentación del campesino. Además constituyen una amenaza para el medio ambiente”, concluyeron los campesinos de Paraguay.