Crisis del arroz

Colombia, Ecuador y Venezuela, confrontados, enfrentan una crisis del arroz que podría resolverse dentro de la complementariedad y solidaridad que ofrece Unasur, y de paso ayudar a Haití a salir de su crisis alimentaria

En Colombia, la producción de arroz fue de 2.500.000 toneladas en 2008 y se espera una abundante cosecha en julio. En Ecuador es excedentaria la producción de la gramínea con unas 900.000 toneladas métricas, cuya cosecha se realiza en dos ciclos de invierno y verano. El invierno genera el excedente de producción, en los meses de abril y mayo. Puede exportar unas 300.000 toneladas, pues su consumo es dos tercios de la producción. En Venezuela la producción es de unas 750.000 toneladas, habiéndose incrementado en un 94% durante los últimos 10 años en alianza con Vietnam.

 

Haití hace 30 años solo importaba 19% de sus alimentos. En 2005 importó el 51%; de arroz fue el 80%, lo que obligó a Clinton, cuando estuvo en Haití a raíz del terremoto, a pedir públicamente perdón “por haber abanderado las políticas que destruyeron la producción de arroz” en ese país.

 

El ministro de Agricultura de Colombia, Andrés Fernández, ha afirmado que no puede dejar entrar importación de arroz, quizás pensando en la cosecha de julio, y añadió: "Tenemos que preservar por encima de todas las cosas el sustento de 500.000 familias, dos millones de colombianos que viven del arroz”. Se habla de contrabando desde Venezuela y Ecuador, y de la concentración de la compra del cereal en manos de unos pocos, entre otras dificultades.

 

Uno se pregunta, pensando en Haití, donde la producción arrocera colapsó por la intervención norteamericana, qué hacen la FAO y las ONG de ayuda en caso de siniestros, cuando podrían organizar una operación de triangulación con los tres países sudamericanos en cuestión, para poner el arroz excedentario en los platos de los haitianos, en vez de que la gramínea que sobra alimente el mercado clandestino.

 

La injerencia de las multinacionales, su biopiratería y exigencia de pago de regalías por sus patentes privatizadas, además del control de los suministros, no facilita una solución, y mucho menos el paradigma neoliberal sobre la base de la oferta y la demanda que controla el mercado, dentro del cual se negocian los TLC.

 

Una regulación de la producción y distribución del arroz por convenios soberanos dentro de la Unasur podría lograr una comercialización más racional y humanizante, que el mercado no puede hacer. Pero para ello los alimentos deben dejar de ser mercancía, que se quema o se arroja al mar, como en el caso de la leche excedentaria, para que los precios no se depriman y las ganancias sigan opíparas.

 

Comenzando con el arroz, se podría desencadenar un proceso solidario, que libere los alimentos de la cadena especulativa, destinándolos a alimentar a los hambrientos, subsidiando a los más pobres. El beneficio sería salud para todos, que daría energía a los niños para estudiar y a los adultos para trabajar y ganarse el sustento para su bienestar. Programa que una humanidad verdaderamente civilizada debería estar ya aplicando.

 

El Telégrafo, Ecuador, 5-5-10

Comentarios

09/06/2010
arroz, por yita clavijo cavañaqui
el arroz es la planta con más vitamina que a esistido en el mundo, como todo sire como curativo para las eridas y para cancer de pulmon