Crece el temor a un nuevo colonialismo en África
Los agricultores de Sudáfrica miran hacia el norte. En el mayor negocio agrícola del continente, anunciaron haber asegurado diez millones de hectáreas de tierras en la República del Congo, un tercio de la superficie del país
Según la asociación de agricultores AgriSA, unos 1.300 granjeros, en su mayoría blancos, están dispuestos a cultivar la tierra a orillas del río Congo. "Y pueden trabajarla por 99 años", afirmó el vicepresidente de la asociación, Theo de Jager.
El acuerdo es el capítulo más reciente en una competencia mundial por las fértiles superficies agrícolas en los países pobres, y crea un creciente temor a un nuevo colonialismo.
En la cuarta mayor isla del mundo, Madagascar, frente a la costa africana, donde el ingreso por persona no llega a 1 dólar diario (320 al año), el consorcio mixto surcoreano Daewoo recientemente fracasó en su intento de arrendar a largo plazo la mitad de la superficie agrícola.
El objetivo era asegurar la alimentación en la península coreana y crear puestos de trabajo en Madagascar. Las frustradas conversaciones con el gobierno de Seúl y Daewoo involucraban el alquiler durante 99 años de 1,3 millón de hectáreas de tierras aptas para producir maíz, aceite de palma -que sirve como biodiesel-, arroz y otros cultivos. Pero los planes de los surcoreanos fueron resistidos por la pobrísima población isleña y son considerados parcialmente responsables de la grave crisis política que afecta desde enero a Madagascar.
Anteriormente se supo de casos similares, en las cuales chinos se aseguraron grandes superficies agrícolas en Zambia, Zimbabwe y Mozambique, y los árabes, en Sudán. El propio director general de la FAO, la agencia de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura, Jacques Diouf, alertó que algunas operaciones de este tipo pueden ser consideradas "neocoloniales".
El gobierno congoleño, en la capital Brazzaville, apunta al tema del suministro de alimentos como argumento del arriendo de tierras. Hasta ahora, este fértil país a orillas del río Congo importaba la mayoría de sus alimentos del exterior, especialmente de Francia.
"A los granjeros se les aseguró una exención impositiva para todas las ganancias para los próximos cinco años. Además, los productos necesarios para la agricultura como semillas, fertilizantes y máquinas pueden ser ingresados libres de impuestos", dice De Jager. Todas las ganancias pueden ser enviadas al exterior sin impuestos.
Se espera que a partir de junio lleguen los primeros granjeros al Congo. Sembrarán maíz, soja, algodón y café. También están previstas granjas avícolas y ganaderas. Los granjeros blancos de Sudáfrica siguen las huellas de sus colegas de Zimbabwe, que tras su expulsión fueron recibidos con los brazos abiertos en los países vecinos.
También en Sudáfrica, el tema de la reforma agraria suscita descontento e impaciencia. Mientras que para la expulsada población negra originaria no avanza lo suficientemente rápido, el proceso es demasiado largo para muchos granjeros blancos.
Muchos recibieron hace años un comunicado del gobierno en el cual se les informa que su granja es reclamada por dueños anteriores. Frecuentemente transcurren años hasta que se acuerda una indemnización con el Estado. Debido a la inseguridad, apenas hay créditos y faltan las inversiones. Además crece la presión política sobre los granjeros. Muchos temen la extendida violencia en el campo, que una y otra vez cobra víctimas entre los propietarios y sus familias.
El anuncio oficial de tierras para trabajar en Congo será bienvenido en Sudáfrica, este martes, el mismo día en que se realizarán elecciones generales, y en las que saldría victorioso Jacob Zuma, del Congreso Nacional Africano.